Un debate bochornoso

No es sólo eficacia lo que se busca, sino seguridad, justicia y dignidad

Se han interpuesto cientos de recursos y cuestiones de inconstitucionalidad desde la aprobación de la Constitución. Recursos sobre las más variadas materias, desde la que la sociedad española hoy consideraría tímida ley de aborto del año 85 hasta el tristemente célebre Estatuto de Cataluña (ZP: "aceptaré lo que apruebe el Parlamento de Cataluña") pasando, por ejemplo, por la normativa sobre protección de los deudores hipotecarios o la ley de Costas. Multitud de leyes, estatales y autonómicas, impugnadas, muchas con el único objetivo de erosionar al rival político.

La prisión permanente revisable, estaba cantado, no iba a sustraerse a esa estrategia política generalizada. Aunque personalmente no tengo ninguna duda de su constitucionalidad y de que respeta cualquier exigente normativa de protección de los Derechos Humanos -además de que es una medida presente en las leyes de esos países con los que tanto nos gusta compararnos-, es, como casi todo en Derecho, discutible. Bien está que quienes defienden su bondad sostengamos la necesidad de su vigencia y que aquellos que consideren que se aparta de la Carta Magna la recurran; lo que no es aceptable es lo ocurrido esta semana en el Congreso de los Diputados, que ha abochornado a cualquiera. Creo que ninguno de los cuatro partidos nacionales puede sentirse orgulloso de la sesión del jueves y de cuanto la rodeó (el PP debió impedir su celebración en esas condiciones y Ciudadanos debería explicar sus ¿oportunistas? cambios de opinión y, sobre todo, dejar de esconderse detrás del Constitucional, y aclarar si la apoyarán o no si fuese declarada constitucional), pero no hay duda de que será difícil en muchos años presenciar un discurso más lamentable, insultante, zafio, ofensivo y ultrajante que el pronunciado por un diputado del PSOE, imagino que supervisado por quien parece haberse propuesto convertirlo en una versión light de Podemos. Se puede defender la inconstitucionalidad de la norma o su ineficacia, y hay quien lo hace de manera ejemplar, digna y leal, pero no así.

Dicen que la prisión permanente revisable no es eficaz, que se venció a ETA sin ella (¿se habría vencido antes con ella?) y que no ha impedido las muertes de los hijos de esos padres a quienes el señor diputado socialista insultó. Seguramente algunas de esas afirmaciones son verdad, tanto como que las cárceles están llenas y siguen cometiéndose delitos de todo tipo. No es sólo eficacia lo que se busca (aunque no es poco garantizar que ciertos sujetos no podrán volver a delinquir) sino seguridad, justicia y dignidad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios