¿La cosa funciona?

En la orilla izquierda seguro que se sonríen al ver a ediles y concejales dándolo todo para que el jefe se quede tranquilo

Si la cosa funciona es el título de una peli de Woody Allen en la que se narra la historia de amor entre un tipo maduro y una jovencita, argumento que tenía bastante de expiación personal. Si la cosa funciona, para qué tocarla, que más da lo que otros opinen, nos parece decir el cineasta mientras demuestra que sí le importa, y mucho, lo que los demás piensen. Si la cosa funciona, aparte de eso, también es el argumento que en las redes sociales daba el concejal Salvador Fuentes para respaldar la necesidad que José Antonio Nieto siga en la Presidencia Provincial de su partido, el PP. "Si una cosa funciona no se toca", venía a decir Fuentes atribuyéndole la frase a Rajoy, aunque eso mismo ya lo decían los egipcios mucho antes de que Mariano se mesase la barba. La tesis, egipcia o rajoyana, tiene sentido, aunque la pregunta no creo que sea ahora tal sino esta otra: ¿es verdad que la cosa le funciona al PP cordobés? Pues en parte sí y en parte no, ya que tampoco se puede decir que sea un exitazo haber perdido en las últimas municipales tanto la Alcaldía como la Diputación. Y, además, otra cosa, porque el mensaje de Fuentes no era espontáneo, sino que se encajaba en el contexto de una gran campaña que los cargos populares han orquestado en plan robótico para defender a Nieto como líder y mandar de paso una aviso a navegantes, a esos que piensan que el exregidor, con cargo de exigencia en Madrid, no está en la mejor situación para controlar el día a día del partido. Y digo yo: ¿tan bien va la cosa para que tengan que orquestar esta campaña? ¿Tan sólido es el liderazgo? Pues ellos sabrán, por supuesto, pero se otea el peligro de que el próximo congreso del PP se convierta en un refrendo personal de Nieto sin que nadie reflexione sobre los errores capitalinos ni sobre esa errática gestión de la provincia, donde siguen sin entender mucho de lo que ocurre en los pueblos y obcecados con el efecto mirlo blanco. La autocomplacencia nunca fue, en fin, buena compañera y en la orilla izquierda seguro que se sonríen al ver a concejales y parlamentarios dándolo todo en el Facebook para que el jefe se quede tranquilo. No correrá el río tan salobre si hay que echarle agua mineral. Aunque lo dicho: ellos sabrán.

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