El hombre es animal de costumbres. Cada uno tiene las suyas. Unos van al gimnasio, otros comen arroz los domingos y la alcaldesa de Córdoba forma comisiones. El tema es lo de menos: la comisión le permite no tomar decisiones y ocultar su clamorosa falta de liderazgo. Ahora toca la comisión estrella, la que se pronunciará sobre la titularidad de la Mezquita. Se veía venir.

Es evidente lo que persigue la anunciada y ridícula comisión. De expertos, nos dice. Encomienda la presidencia a Federico Mayor Zaragoza, bioquímico de formación y acreditado saltimbanqui político, de alto cargo franquista a entusiasta defensor del acercamiento de los presos etarras al País Vasco, con parada en cualquier pesebre bien remunerado -al que no han aplicado la Ley de Memoria Histórica seguramente por ignorancia-. No se le conoce obra o escrito alguno de historia moderna, del derecho o de las religiones, de legislación eclesiástica, civil o administrativa ni de nada remotamente relacionado con aquello que se supone que se pretende analizar. Miedo da pensar en los nombramientos de la alcaldesa para dar una mínima pátina jurídica al asunto, aunque todo apunta a alguien de estricta obediencia ambrosiana y escasa capacidad crítica, en un nuevo alarde de ecuanimidad.

No soy, siendo católico, de los que se ven agredidos por la creación de esta comisión. Veo clara la titularidad de la Iglesia pero, por qué no, puede argumentarse lo contrario. Está bien que quien entiende que ostenta algún derecho sobre un bien trate de hacerlo valer. Lo que me agrede es que la señora alcaldesa ofenda nuestras inteligencias y cree esta comisión a sabiendas de su inutilidad, sin explicar ni su financiación ni su coste y obviando los informes jurídicos de su asesoría jurídica y los servicios jurídicos estatales.

La comisión se ha creado para que diga lo que cierta izquierda quiere oír. Por cada comisión que cree la alcaldesa de presuntos partidarios de la titularidad pública de la Mezquita se pueden formar cien que dictaminen lo contrario. Intentarán engañarnos y distraernos pero pasará la legislatura y no se atreverán a ir a donde hay que ir en un Estado de Derecho para reclamar un derecho, los juzgados. Fuegos artificiales con cargo al bolsillo de todos. Si Susana Díaz, cuya opinión sobre la alcaldesa compartimos muchos no socialistas, le dedicase un solo segundo a la creación de esta comisión, con seguridad diría: Isabel, no mientas cariño.

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