Tinta y borrones

La burbuja del turismo

El estudio de la UCO ha llegado en un momento en el que aún se puede poner freno a un fenómeno creciente

El turismo se cuenta por récords desde hace ya varios años, al mismo tiempo que ha surgido el debate sobre la burbuja que empieza a suponer una de las principales ramas productivas en Córdoba. En mitad de este debate hemos conocido un informe elaborado por la Universidad de Córdoba que delimita la situación del turismo en la provincia, sus fortalezas y debilidades, su riego de morir de éxito y, lo que es más importante, pone en duda uno de los mantras que se han mantenido hasta la saciedad y tambalea la propia estructura del sector al advertir que el supuesto motor económico no es tal ya que crea pocos puestos de trabajo y, los que hay, son precarios. Unas conclusiones que deberían sacar los colores a más de uno y que demuestra que, tal y como corrobora el estudio, una patronal dividida no beneficia a nadie porque evidencia que hay quien busca más el interés particular que el de toda una ciudad.

Resulta llamativo que haya sido un grupo en la oposición, Ganemos, el que haya tenido la iniciativa de encargar este estudio a la universidad, una medida que hay que reconocer y que deja en evidencia al propio cogobierno. La Delegación de Turismo, en manos de IU, lleva dos años disolviendo el Consorcio de Turismo y creando el nuevo instituto y, aunque ha tenido que lidiar con asuntos como el plan turístico de grandes ciudades, lleva tiempo hablando sobre este fenómeno sin aportar soluciones tangibles a un fenómeno que en ciudades como Barcelona ha derivado en un movimiento de desprecio a los turistas.

Decorados que se abren y cierran cada día para atrapar al turista mientras que los propios vecinos se tienen que ir del casco histórico. La promoción de la identidad y belleza de una ciudad que corre cada vez más el riesgo de perderla en medio de un turismo de masas que viene, ve y se va. Encima sin gastar, algo que trae de cabeza a los gestores públicos.

El estudio de la UCO ha llegado en un momento en el que aún se puede poner freno al fenómeno que está acabando con la identidad de otras ciudades. Lo que todavía está por ver es si el Ayuntamiento y el resto de las administraciones acoge las conclusiones de la universidad como base para empezar a trabajar en un turismo más sostenible y en equilibrio con la convivencia de los vecinos.

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