Los buenos friquis

Alguien podría sugerir que un friqui es el que sabe conjugar, al tiempo, el principio del placer y el de la realidad

Alguien dijo en indeterminada ocasión que por el mundo circulan algunos listos que se hacen pasar por tontos para engañar a los tontos que se creen listos. Y, en su afán sintetizador, y algo pretencioso, acabó asegurando que, si bien se mira, en este pensamiento puede resumirse la historia universal pues aquí se contienen los principios que dirigen el desarrollo humano. Es decir, que los listos que se hacen pasar por tontos son los que, naturalmente, (o sea, por naturaleza, fuera de toda convención y de todo contrato humano previo) mandan y gobiernan. Aunque ello de acuerdo a esta precaución que Sánchez Ferlosio ofrece a quien quiera tenerla en cuenta: "Sin embargo / -Oh, sin embargo, / hay siempre un ascua de veras / en su incendio de teatro".

Y es aquí donde entran los friquis. En su "teoría del friki" (así escrito) Javier Cercas viene a definir y aplicar este concepto: "En mi opinión, un friki auténtico no es un anormal, ni un tipo raro, ni mucho menos uno de esos mercachifles de sí mismos que van por el mundo haciéndose los raros; yo diría más bien que un friki es un tipo que solo tiene una convicción fija, y es que la normalidad no existe, ni por tanto la rareza, o simplemente un tipo que sabe que la normalidad es una estafa". Y tal vez una forma de eludir la paradoja de los tontos-listos o los listos-tontos. Así descrito, alguien podría sugerir que un friqui es el que sabe conjugar, al tiempo, el principio del placer y el principio de la realidad. Cercas, que cuando redactó su teoría aún no había reconocido este término la RAE, lo que ya ha hecho, coloca el Libro del Buen Amor y el Cervantes del Quijote como los más representativos, lo que ya es una buena pista.

Así es que, si al final todo es un juego de listos-tontos y tontos-listos (ay, de aquellos listos que, sobre todo en estos días, creyéndose bobadas reivindicativas engordan con el "pásalo" las economías ajenas) en el que no vale repetir la jugada porque nadie, por mucho que lo intente, es capaz de volver al 2017, pues ¡vivan los Reyes Magos!, que en el Evangelio Armenio de la Infancia se dice que "… son tres hermanos: Melkon, el primero, que reinaba sobre los persas; después Baltasar, que reinaba sobre los indios; y el tercero, Gaspar, que tenía en posesión el país de los árabes". Y alegrémonos de que haya friquis que maticen las sombrías rutinas del poder y de la vida. Son los buenos friquis.

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