La barredora

Demuestra la CUP, prima de Franco y Fernando VII, un españolismo profundo en lo peor del españolismo

Las gentes de la CUP, comandadas por el flequillo neoleninista y neoborrokita de Anna Gabriel, han animado los meses previos al referéndum ilegal de los indepes catalanes con un cartelito de lo más cuco y chupipandi. Sale allí una mujer con una escoba que, esforzada, barre sobre un mapa no sólo de la comunidad autónoma catalana sino también de la valenciana y de la balear. A golpe de escobón, la señora, con cara de apretón mañanero postcafé con leche, lanza al mar todo lo que le sobra, y que, representado por caricaturas, incluye al rey Felipe VI, al presidente Rajoy y al expresidente Aznar, a Artur Mas y su padrino Pujol, a Rouco, a la infanta Cristina o al torero jerezano Juan José Padilla, que a pesar de ser de origen humilde el buen hombre y esforzado currante se ve que no es del gusto de estos pijotillos metidos a neocomunistas de salón. El cartel, que está inspirado por supuesto en otro que los bolcheviques utilizaron hace un siglo, en los albores de su criminal y larguísima dictadura, se acompaña de un letrero de lo más esclarecedor que dice Escombren-los, lo que traducido al español significa Barrámoslos. Porque eso, barrer al enemigo ideológico, es lo que quieren hacer estos indepes más esquinados en el referéndum ilegal del 1-0, una cita en la que ellos mezclan churras con merinas y en la que lo mismo desean lograr la independencia que cargarse a la derecha burguesa y también indepe catalana. Barullo mental importante de las gentes del flequillo, aunque quizá lo peor no sea eso sino el barullo mental que supone tirar de la iconografía leninista para analizar el presente. O, lo que es peor aún, mantener ese mensaje sectario, tan sangre y sangre y tan siglo XX, de eliminar al enemigo ideológico, como si fuese posible un mundo utópico en el que no hubiese más pensamiento que el propio. Democracia en la CUP, como se ve, ninguna, así que poca lección de moralidad pueden dar estos señores que demuestran en realidad con sus movimientos un españolismo profundo en lo peor del españolismo, emparantado precisamente con Franco o Fernando VII, que también soñaron con eliminar de un soplo al enemigo. Ni los tiranos del pasado ni estos tiranuchos del presente lo lograrán. Por mi flequillo que no.

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