Un año antes de la primera victoria de Felipe González, en 1982, Miterrand ganó las presidenciales en Francia, metió dos o tres patazos en materia económica que le sirvieron a un bisoño PSOE para reconducir algunas de sus propuestas antes de que se pusiesen en marcha. Creó nacionalizaciones, lo de Rumasa fue devenido debido a un ruinazo que es genético. El 23 de abril es la primera vuelta en Francia, que se resolverá el 7 de mayo si es preciso entre sólo dos candidatos. En sus primarias, los socialistas franceses se dieron el gustazo de votar al candidato más radical, Benoit Hamon, para abofetear a quien, realmente, tenía opciones de ganar: Manuel Valls. Al suelo que vienen lo míos, debieron gritar para después quedarse en la nada, huérfanos de líder y rezar para que Fillon, que sí es de derechas, católico y muy neoliberal, impida que Marine Le Pen sea la presidenta. Enmanuel Macron, el candidato independiente, ya va primero en las encuestas, es posible que él sea el presidente: afiliado al Partido Socialista desde los 25 años, licenciado en Filosofía, doctorado en Hegel, vuelto a licenciar en Políticas, grado de la Escuela Nacional de Administración, bróker y ex ministro de Hollande, confesó un día: "Para ser honesto, debo confesar que ya no soy socialista". Ganará las presidenciales: qué desahogo éste de las primarias.

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