El artífice del éxito

Podría verse como un detallito cariñoso para Rajoy e Iglesias, a los que tanto ha ayudado en sus carreras

En el día de los enamorados, que hoy celebramos, es de suponer que Mariano Rajoy y Pablo Iglesias felicitarán a Pedro Sánchez. Y no debería ser sólo por cortesía, después de lo que el otrora líder del PSOE escribió el pasado domingo en Twitter: "Enhorabuena a Rajoy e Iglesias por renovar sus liderazgos. No tendría que ser así, pero nosotros tendremos que esperar unos meses más". Este tuit lo cerraba un emoji con un guiño, que ha sido interpretado como una ironía hacia la gestora de su partido, pero que también podría verse como un detallito cariñoso para Rajoy e Iglesias, a los que tanto ha ayudado en sus respectivas carreras políticas. ¿Qué hubiera sido de ellos sin Pedro Sánchez?

Así que el destino lo puso por medio, como el firme salvador de quienes zozobraban. Recordemos que cuando Rajoy obtuvo los peores resultados del PP en el siglo XXI (20 de diciembre de 2015), Pedro Sánchez consiguió los peores del PSOE desde la Guerra Civil; si bien después, el 26 de junio de 2016, volvió a batir su récord. No suficientemente contentos, hay militantes del PSOE decididos a que los siga empeorando, aunque parece que ya no son tantos.

A lo anterior, se sumó su actitud contra ese Rajoy al que ahora felicita en tono educado. Primero le hizo la felonía de presentarse a candidato a presidente del Gobierno sin ser el más votado, lo que permitió a Mariano enderezar sus resultados en junio, lo suficiente para que el otro (si hubiera tenido una inteligencia política de mínimos) le permitiera gobernar. Pero se había encerrado con el no es no, que llevó a las consecuencias conocidas. Así que ahora Mariano está gobernando, que es lo que más gusta a los suyos, y se ha quitado la piedrecita del zapato, y lo han reelegido como se hacen esas cosas. Por aclamación, o algo así.

A Pablo Iglesias, que insinuaba que sería vicepresidente del Gobierno de Pedro Sánchez (sin que lo creyera nadie), le ha permitido consolidarse como líder de la oposición. O eso quería Iñigo Errejón, tan civilizado él, ya que a Pablo le atraen más las calles y las plazas, la acción, el ambiente, y si vuela alguna piedra él no ha sido. Todo eso tan revolucionario, que se había curado con la socialdemocracia de la rosa por encima del puño. Todo eso que viene de Lenin, las barricadas y el esmoquin sólo para la alfombra roja de los premios Goya.

No es raro que el pobre Pedro tenga un ataque de envidia sana y que coloque esos guiñitos en sus tuits. Había soñado que en 2017 dormiría en la Moncloa.

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