Hoja de ruta

Ignacio Martínez

El año de las ratas

NÁUSEA. Es el sentimiento ante la muerte de un guardia civil en la mitad de su vida posible. Una muerte cruel, inútil. Que deja una mujer viuda, a un niño de seis años huérfano, a una familia destrozada; al barrio malagueño de El Palo, conmocionado; a todo el país sumido en un profundo hastío. Y todo para nada, absolutamente. En su enajenación, estos perturbados se han inventado la causa de un pueblo sojuzgado y han decidido negar la libertad y la vida a todos los que no piensen como ellos. Es el año chino de la rata. Y el año vasco de las ratas que vuelven a intentar matanzas como la de hace 21 años en el cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza, en donde asesinaron con un coche bomba a once personas, entre ellas cinco niñas de entre 3 y 12 años. En el cuartel que vigilaba Juan Manuel Piñuel, recién llegado de un permiso en Málaga, dormían 29 personas, entre ellas cinco niños. Aquí hay un asesinato y 28 homicidios en grado de tentativa. Por fortuna, los cuatro heridos están fuera de peligro.

En China acaba de haber un terremoto que ha causado miles de muertos, quizá más de 10.000. Nada, comparado con las 240.000 víctimas mortales que se produjeron en otro terremoto similar en 1976. En Asia se dan estas tragedias apocalípticas, como la reciente de Birmania, con 60.000 muertos. Son países en los que no hay ciudadanos, porque no hay libertades, en donde la población vive en la miseria y encima la naturaleza los castiga con saña. El tsunami de 2004 en el Océano Índico causó 230.000 muertos. Y, con todo, es mucho mayor la rabia que provoca la locura de los etarras, la muerte deliberada de 823 personas, en un país de plenas libertades, en uno de los territorios más privilegiados del planeta, con una prosperidad sin parangón. No es una catástrofe natural, inevitable. No. Es un acto cobarde y gratuito.

Celebro el comportamiento de los partidos, unidad y firmeza. A ver si dura. Y a ver si el lehendakari Ibarretxe recupera la cordura. Es muy fácil amenazar al Estado con refrendos sobre el derecho a decidir, amagando con proyectos soberanistas bajo el amparo de los coches bomba y los tiros en la nuca. Vienen mal dadas y el único consuelo es la férrea unidad de los demócratas y la convicción de que ganaremos esta batalla contra la locura. Ayer tarde fue enterrado en Málaga un joven que podría haber vivido otros cuarenta años. Estuvieron juntos los principales dirigentes políticos de Andalucía. Suscribo las palabras del presidente Chaves. Nada debe perturbar la voluntad de los ciudadanos de convivir pacíficamente y de consolidar una sociedad democrática. Tampoco las ratas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios