Admito que el titular de este artículo de hoy no es mío. Para ponerles en antecedentes, se trata de una expresión que en tono algo jocoso suele utilizar una redactora de este periódico -Lourdes Chaparro- cuando se le plantea alguna cuestión cuya solución no es excesivamente dificultosa. Me ha parecido el recurso más acertado para acercarnos -una vez más- al tan traído y llevado caso Cosmos y la modificación que pretende la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba para que la cementera no pueda incinerar residuos. Pero más allá del debate sobre la incineración, lo que ha llamado poderosamente la atención ha sido la rueda de prensa que el pasado viernes realizaron los máximos responsables del sindicato UGT en Córdoba, Vicente Palomares y Pedro Téllez. El resumen de esa comparecencia es que de llevarse a cabo el cambio que pretende el Ayuntamiento se dejaría fuera de ordenación a un 60% de las empresas del tejido industrial cordobés. Esto se traduciría a su vez en el despido de hasta 20.000 trabajadores, ya que la revisión de la norma supone, según UGT, que no sólo se perjudica a la cementera, sino a cualquier otra que utilice algún residuo como combustible, desde una almazara a una panadería.

Si la afirmación en sí misma ya alerta de una situación muy grave, más llamativo resulta aún que nadie haya salido a desmentir esos datos, al menos a la hora en que un servidor está escribiendo este artículo. La deducción es clara: no deben ir mal encaminados en la organización sindical cuando salen a la palestra y advierten de las consecuencias que tendrá una medida de este calado. Pero es que, además, todo lo que está sucediendo alrededor de Cosmos empieza a tener tintes surrealistas.

Por un lado, sorprende que un sindicato nada sospechoso sobre su orientación ideológica -socialista- se manifieste de forma tan beligerante hacia un cogobierno de izquierdas (PSOE e IU) con el apoyo inestimable de Ganemos Córdoba, o lo que queda de ellos por sus cuítas internas. Además, UGT se ha encontrado con el respaldo de formaciones conservadoras, como es el caso del PP o Ciudadanos, y hasta la patronal CECO ha mostrado su total apoyo a Cosmos y a su plantilla. Como cuesta tanto asimilar que esa es la realidad, uno tiene la tentación de pensar que el gesto de los ugetistas puede ser un balón de oxígeno para el PSOE en Capitulares, que hasta ahora ha puesto algunas objeciones al asunto Cosmos pero que a la hora de votar tampoco se ha separado en exceso de los postulados de partidos como IU y los del presidente de la Gerencia de Urbanismo, Pedro García.

Sea como sea, la necesidad de orden y claridad es más que evidente. Bien es cierto que buscar un único culpable es la salida más fácil, sobre todo cuando todos los partidos -cegados por las urnas- firmaron un pacto antes de las municipales con una serie de compromisos sobre la valorización de residuos en los que no creían. De aquellos barros con fines electoralistas vienen ahora estos lodos y en sus manos, con cordura, asunción de errores y sentido de ciudad deben buscar la solución. Ya no vale decir aquello de ¿ahora qué hacemos?

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