Por montera

Mariló Montero

Visto para sentencia, Alba

MI querida Alba: este sábado llega otra carta para ti. Créeme que tiemblo al decirte la verdad sobre lo que ocurre en el Juzgado número 6 de Cerdanyola del Vallés de Barcelona, donde las togas han dicho a los ropajes con fibra bordados de incultura que tu caso ha quedado "visto para sentencia". La realidad me hace temblar. En tan sólo seis días de interrogatorios a médicos, mossos, padrastros, madres, padres biológicos y no, y hermanastras, los jueces han resuelto la justificación de lo que fueron tus seis años de vida en el infierno. El infierno para el que el resto del mundo observante es un oscuro submundo que habita debajo de la vida, en una especie de pozo negro donde se tortura a los malos. Y tú eres buena, por lo que tu destino sería el cielo.

Entre mis lectores, se haya un prestigioso fiscal -no he de dar más pistas- que me ha llamado para advertirme que tu caso le conmueve, por lo que me ha puntualizado varias correcciones a valorar. Me dice que ante tu juicio hay cuatro puntos a tener en cuenta: los hechos, los delitos, las circunstancias y la condena. Los hechos, me advierte que por mucho que yo vomite han sido cometidos por personas a las que tenemos que dirigirnos como "presuntos inocentes" hasta que no se dicte sentencia y los recursos posibles se agoten. Que tu madre y su pareja, por mucho que yo me empeñe en lo contrario, gozan de una presunta inocencia que me resisto a sostener. Me sería más fácil sujetar a pulso perfecto durante doce horas el peso de un elefante en mi mano derecha antes que sostener la inquebrantable idea de que Ana María y Francisco Javier fuesen inocentes. Segundo, los delitos cometidos contra ti, criatura absolutamente indefensa: en ellos ha habido ensañamiento porque una persona que tapa una boca con cinta adhesiva que perfora para alimentarte con una jeringuilla mientras te ata con el cinturón de un albornoz a la espalda de una silla está cometiendo una acto de premeditación y alevosía que minusvalora la condena fiscal. Tercero: las circunstancias sobre la autoría de quien las haya cometido y con el agravante si incurriera parentesco. O sea que, quien siendo familiar, y haya cometido ensañamiento en el delito aumentando en él deliberadamente el dolor y éste sea continuado -como es el caso- agrava la pena. Y cuarto: la condena cuyo cumplimiento ha de ser íntegro sin atender a las reducciones por buenas comportamientos o ausencia de antecedentes.

A tu madre, figura que los propios golpes han borrado de tu conocimiento y Dios no quiera que la recuerdes nunca puesto que jamás se ocupó de ti, le han quitado tu patria potestad. Así pues no podrá estar a menos de un kilómetro a la redonda de donde tú te encuentres y quien además ha de asumir -a pesar de su incompetencia económica y moral- de indemnizarte con más dinero de quien haya sido asesinado. Un muerto vale para una sentencia 900.000 euros, tú, un millón y medio. En resumen, querida Alba, que al terrorismo doméstico del que has sido víctima está por ver el valor que la justicia le da. En lo que a mi respecta, eres quien activa el motor para quien te haya de dignificar: nosotros.

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