Tinta y borrones

Estados Unidos

Ahora todo el mundo mira horrorizado a Estados Unidos como si no tuviéramos suficientes ejemplos

Dicen que hay que irse a Estados Unidos para saber lo que pasará en Europa dentro de diez años. La primera potencia mundial siempre ha estado a la vanguardia de cualquier movimiento y es a donde se mira para aventurar tendencias ya sea en lo económico, en lo empresarial, en lo tecnológico o en cualquier ámbito de la sociedad. Se decía también en lo político y se apuntaba que todos los países no iban a tener más remedio que derivar en el bipartidismo como pasaba desde hace décadas en Estados Unidos. Las últimas dos elecciones generales y las anteriores municipales y autonómicas demuestran que no ha sido así y que, en cierto modo, Europa ha adelantado a Estados Unidos en una tendencia política: el auge del populismo.

El mundo contiene la respiración ante la noche electoral estadounidense y la posibilidad, cierta, de que el magnate Donald Trump sea el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Trump es el candidato atípico, venido del mundo empresarial, no tiene experiencia en la política y ha propuesto, entre otras cosas, construir un muro que impida la entrada de más inmigrantes al país norteamericano. Frente a él, Hillary Clinton, una política profesional con unos índices de popularidad tan bajos que no puede frenar las barbaridades de su adversario.

El mundo, dicen las televisiones, mantiene la respiración y no entiende que los estadounidenses vayan a votar a semejante candidato. Como si aquí nunca un personaje como Jesús Gil hubiera sido alcalde de Marbella. Como si en Italia no tuviéramos el ejemplo de Berlusconi, un magnate de los medios de comunicación que llegó a ser condenado e inhabilitado por constricción a la prostitución de menores y abuso de autoridad. Como si en Francia no hubiera arrasado Le Pen con su discurso racista. Como si Podemos no estuviera a punto de convertirse en el referente de la izquierda. Como si en Córdoba no hubiera dado la sorpresa Sandokán con sus cinco concejales de la noche a la mañana.

Porque en el hartazgo de la política y de los políticos, en el auge del populismo y los partidos que rompen con el sistema establecido, en Europa sabemos un rato. Y ahora todo el mundo mira a Estados Unidos horrorizado y pidiendo un milagro que lleve de nuevo a un Clinton a la Casa Blanca. Y los estadounidenses lo que piensan es que tienen que elegir entre lo malo y lo menos malo. ¿Les suena?

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