Mensaje en la botella

La UCO, patrimonio de Córdoba

Que una universidad es un sello de calidad importante para la imagen exterior de una ciudad es algo obvio. Tan evidente como el escaso eco que suelen tener estas entidades entre las propias instituciones y la sociedad en general del punto geográfico en el que se ubican. Esta Córdoba nuestra no es una excepción y aunque la universidad pública de la provincia tiene una alta estima, tal vez ha llegado el momento de exigir algo más, no sólo a las administraciones, sino a los cordobeses, para que en realidad sepan valorarla. Esta reflexión que hago viene a cuento de lo que hemos conocido esta semana, en el sentido de que la UCO (la nuestra, la de todos) aparece por primera vez posicionada entre las 100 mejores universidades del mundo en cuatro disciplinas científicas y entre las mejores 500 instituciones académicas, también del planeta, en nueve áreas, según la última actualización del conocido Ranking de Shanghai (Academic Ranking of World Universities, ARWU). Tal vez ese listado suene como algo extraño para la mayoría, pero créanme si les digo que toda institución universitaria intenta hacer méritos para estar en el ranking, consciente de la dimensión que ello supone. Como contábamos en este periódico hace unos días, en la última versión del Ranking de Shanghai la UCO no sólo aparece, sino que lo hace en posiciones muy destacadas, gracias a su producción científica. Se coloca por derecho propio entre las universidades investigadoras más destacadas a nivel nacional y aparece como única representante andaluza en Ciencias Veterinarias, Recursos Hídricos y Ciencias Biológicas Humanas.

No hay duda de que este hito no es flor de un día, ni de dos. Es el fruto de muchos años de trabajo, de distintos equipos de gobierno de la institución, si bien es verdad que en los últimos años se ha avanzado mucho para alcanzar esta cota, que como reconocen desde la universidad cordobesa, supone "un antes y un después" para la UCO. Esa es la realidad a día de hoy. Una excelente noticia que debe ser un estímulo para empezar a cambiar las cosas. Porque aunque nadie duda de la calidad de nuestra institución universitaria, también es verdad que en ocasiones se le trata con cierta indiferencia.

Revertir esa situación es una labor de todos los cordobeses. Aquí nadie pone en duda la dimensión de nuestro edificio más emblemático, como es la Mezquita-Catedral, o nuestro rico patrimonio artístico y ambiental, desde Medina Azahara a los parque naturales de la provincia. Tal vez algo parecido debemos hacer con la UCO, situarla no ya en el prestigioso Ranking de Shanghai, sino como un referente académico de primera magnitud, que además pertenece a toda la provincia -no sólo a la capital- y que hemos de aprovechar para que nuestros jóvenes se sitúen también entre los mejores. No es necesario mirar hacia otro lado, a capitales vecinas, para buscar una universidad de prestigio que cumpla con las máximas exigencias. La tenemos aquí. Podemos sentirnos orgullosos de nuestra institución académica más significativa y tomar conciencia de que la UCO forma parte del patrimonio de Córdoba. Se lo ha ganado a pulso.

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