Tuertos y tiesos

Los partidos, en su demagogia, venden burras como si el dinero saliese del chorro de la Fuenseca

De la política tuerta se hablado aquí en alguna ocasión. De sus peligros y de en qué consiste, que no es en otra cosa que en ver la vida de un modo u otro según la circunstancia, en taparse un ojo según convenga. Algo así se aprecia en la actitud del Partido Popular respecto al proyecto de la Junta de privatizar el parking del Hospital Reina Sofía, una iniciativa que los populares tachan hoy de pelotazo pero que si lo hubiesen hecho ellos lo llamarían de otro modo, tal vez calificándolo con un aséptico y positivo "colaboración público-privada". El mal del tuerto no se limita sin embargo al PP, pues también el PSOE incurre en lo mismo en este asunto cuando a la privatización evidente de los aparcamientos se la califica, con el fin de resguardarse, como "externalización de la gestión", término acuñado en origen por los populares pero que ahora los socialistas utilizan con desparpajo y soltura. Son formas al cabo de juguetear con lo evidente para sacar rédito del modo que sea o para evitarse daños, pero al final ocurre que, se siga la estrategia tuerta que se siga, el problema se mantiene. En este caso, como en tantísimos, tal conflicto procede de la caja; es decir, de que la Junta no tiene fondos para acometer la ampliación y reformas que necesita el centro hospitalario. Ante la tiesura, la administración tiene las opciones que tiene, y que básicamente son cinco: subir impuestos a machamartillo, privatizar de algún modo, recortar gastos a lo bestia y reinvertir lo ahorrado, conseguir un más que complejo aumento de la población tributaria o quedarse quietecita. Eso no hace falta ser Keynes para intuirlo, pero aquí los partidos, en su demagogia, prefieren vender burras y milagros como si el dinero saliese del chorro de la Fuenseca o cayese, ahora en el otoño, de los árboles de Colón. No quiero negar con esto que la Junta, en lo del parking, ha cometido el error de actuar sin valentía y con escasa transparencia, con una política de hechos consumados que ahora veremos por dónde tira y estipulando unos precios abusivos. Pero eso no debe tapar la evidencia de que o las oposiciones se vuelven rigurosas y dejan, tanto aquí como en Madrid, el viejo populismo tuerto o de todo esto saldremos a palos. Seriedad, señores, se les exige seriedad.

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