PUES ya está aquí Juan Luna Eslava, un recambio para tiempos de crisis. Otra apuesta. José González, un perfeccionista nato que siempre dio la impresión de estar ocupando la plaza de modo provisional, volverá a su Cádiz sin saber por qué casi nada de lo que hizo en Córdoba le salió como pensaba. Ni Campanero ha logrado frenar este desfile de profesionales de la pizarra que entran en el club con banda de música y salen oyendo pitos a los pocos meses. A José González lo despidieron ayer porque el equipo es un muermo y un manantial de decepciones. Coquetea, como ya es dramática costumbre, con la zona de descenso sin que nadie pueda decir que no se lo ha ganado a pulso. Siempre es un rompecabezas a medio terminar, que vive de ramalazos sin continuidad y de la inspiración de héroes imprevistos, como el meta Raúl Navas o el rehabilitado Javi Flores, un chico de barrio que hoy por hoy es uno de los escasos incentivos que tiene el aficionado para pagar un asiento en El Arcángel. El gaditano se empeñó en que sus jugadores se creyeran mejores de lo que demuestran, pero seguramente se equivocaba: son lo que son y punto. No es sólo culpa suya, pero ése es otro cantar. Emilio Vega vuelve a colocarse en el ojo del huracán. Habrá que ver por dónde salen los tiros.