La Semana Santa es entre otras cosas la historia de una traición. Instrumental, por supuesto, estamos ante un episodio bíblico supuestamente basado en hechos reales, donde la traición de Judas representa un acontecimiento menor ante toda una muerte y resurrección. Pero hasta el Jueves Santo, no me negarán que Judas tiene un pequeño papel en el reparto. La Última Cena, el beso entre olivos y los treinta denarios. Pero, ¿y el pobre Judas? Elegido para la traición. Imaginen por un momento que Judas se sale del guión y no cierra un trato con el Sanedrín. Hay que reescribir todo esto. La salida más fácil consistiría en buscar a otro apóstol que tuviese algo así como "contradicciones". ¿Quién? ¿Pedro, que tras negar tres veces sería designado socio fundador de la Iglesia? ¿Mateo, que no creyó en la resurrección hasta meter el dedo en la llaga? La Biblia parece ofrecer cierta indulgencia siempre y cuando se regrese rápido a la fe.

La traición de Judas no era necesaria, pero todos los cuentos se cierran mucho mejor si tenemos un villano. Por lo que nos han contado de Jesús tenía cierta tendencia a venirse arriba obligado por su condición divina. Concentraciones ilegales. La entrada en el templo derribando los puestos por su oposición a mezclar la fe con los negocios. En cualquier circunstancia podría haber sido detenido por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Imperio Romano o del mismo Israel. Pero ahí es donde entra en escena el Iscariote, al que Juan en su evangelio ya señalara como el tesorero del grupo. ¿El por qué de la histórica traición? El texto de Marcos no da las razones por las que Judas decide entregar a su maestro. En el texto de Mateo se acentúa el tema del dinero. El texto de Lucas se da un paso más: el demonio lo poseyó. Por cierto, un manuscrito gnóstico titulado "el evangelio de Judas" sostiene que fue Jesús quien se lo pidió por considerar que era el único con la fuerza suficiente para interpretar ese papel.

Cine y literatura también nos han brindado diferentes versiones del personaje. Harvey Keitel en el film de Scorsese da vida a un Judas imprescindible para que Jesús asuma sus obligaciones. Borges escribió el cuento Tres versiones de Judas, en el que presenta a un teólogo que tras barajar tres interpretaciones, queda convencido de que Dios no encarnó en Cristo, sino en Judas. Allá por los setenta, la visión del traidor fue recreada en el musical Jesucristo Superstar, que martilleó nuestra infancia, y en cuya versión española Judas era interpretado por Teddy Bautista, quien paradójicamente acabó procesado por apropiación indebida, falsedad documental y administración fraudulenta.

https://youtu.be/O4ujW3oe_BQ

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