La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

¿Susana es compatible?

Susana Díaz repite que no es momento de debatir de líderes en el PSOE, pero ella aclara ya que su liderazgo es compatible

Dice que aún no es tiempo de debatir sobre liderazgos en el PSOE, pero ella avanza con paso firme hacia el lanzamiento formal de su candidatura a la secretaría general: vuelve a ser visible, y audible, en las televisiones nacionales, viaja a Bruselas para forjarse una imagen de estadista y pacta con Iceta la neutralidad de los socialistas catalanes en las futuras primarias. Un apoyo menos para Pedro Sánchez.

Repite -Susana- que lo que toca ahora es reconstruir el proyecto socialista para España en vez de disputar por quién lo liderará, pero se apresura a proclamar que es compatible ser presidente de una comunidad autónoma y secretario general de un partido. ¿En qué quedamos? ¿Toca hablar de proyectos o toca hablar de la compatibilidad de los candidatos? Mejor dicho, de su propia compatibilidad, porque no hay en el horizonte ningún presidente autonómico que pretenda ser jefe federal del PSOE. Excepto ella.

Esto de compatibilizar un cargo institucional de alta relevancia con un cargo orgánico también de máximo nivel se ha discutido siempre. A Rodríguez de la Borbolla los guerristas de finales de la década de los ochenta lo combatieron y derrotaron por concentrar en su persona la Presidencia de la Junta de Andalucía y la secretaría general del PSOE andaluz. Le arrebataron la segunda en un congreso esperpéntico y él renunció a la Junta para no ser rehén del nuevo aparato.

Quienes conspiraron contra Borbolla, por inspiración directa de Alfonso Guerra, no carecían de razones. La fundamental para oponerse al borbollismo rampante fue que la acumulación de poder en pocas personas es siempre negativa para el sistema democrático y también para el funcionamiento interno del partido, abocado al autoritarismo y la arbitrariedad. Existe, por otra parte, un obstáculo material insalvable para que alguien tenga dos o tres puestos políticos: deberá dividir su tiempo, energía, capacidad y esfuerzo entre todos ellos. El resultado suele ser que o no desarrolla bien ninguno de los cargos o que se centra en uno y descuida los demás.

Razones objetivas que valían en el caso de Borbolla y en los numerosos casos que posteriormente se han planteado, y que se esgrimen de manera sistemática en un contexto de luchas por el poder en el seno de todas las formaciones políticas. Pero en el de Susana Díaz surgen argumentos añadidos para dudar de su compatibilidad.

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