Editorial

Sintonía con el vecino del sur

UN año después de la crisis desatada por la visita de los Reyes españoles a las ciudades de Ceuta y Melilla, España y Marruecos parecen haber superado por completo el desencuentro y reactivado sus relaciones de buena vecindad, amistad y cooperación. Así se puso de manifiesto ayer en el transcurso de la novena Reunión de Alto Nivel Hispano-Marroquí celebrada en Madrid bajo las presidencias de los titulares de ambos gobiernos, José Luis Rodríguez Zapatero y Abbas el Fassi, respectivamente. La cumbre sirvió para constatar la gran sintonía política entre los dos países, que llevó al presidente del Gobierno español a elogiar la postura de Rabat de ofrecer una amplia autonomía a un Sahara integrado en el Reino de Marruecos como instrumento para hacer posible la solución al conflicto bélico que enfrenta a saharauis y marroquíes y a sugerir, incluso, que la experiencia española del Estado de las Autonomías pueda ser útil para articular esta salida, que, de todos modos, se antoja sumamente difícil a tenor de la posición tradicional del movimiento de liberación saharaui. El Gobierno español se comprometió también a convocar la primera cumbre UE-Marruecos en el primer semestre de 2010, cuando Madrid ejerza la presidencia de turno de la Unión. Pero el compromiso más concreto adoptado en la cumbre de ayer fue la firma de un sustancioso acuerdo financiero orientado a financiar proyectos de infraestructuras de transporte, agua, energías renovables y medio ambiente en Marruecos. El importe total, 520 millones de euros, da idea de la importancia del convenio, que interesa a Rabat, pero no menos a Madrid, teniendo en cuenta que España es el segundo socio comercial de Marruecos y que allí están instaladas más de quinientas empresas españolas. En otro aspecto importante de la relación hispano-marroquí, el de la inmigración, la cumbre permitió constatar un avance en la cooperación, con la reducción considerable de la inmigración irregular y la impermeabilización de las vallas de Ceuta y Melilla, pero continúa estancado el problema de los menores acogidos en centros andaluces y canarios.

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