NO sé si será a causa del calentamiento global, que igual que derrite los polos afecta a los cerebros y a los órganos vitales que obedecen a los cerebros, pero últimamente las serpientes de verano que llegan a los medios informativos, y éstos propagan por papanatismo y por falta de noticias, suelen estar relacionadas con el sexo.

No es que el fenómeno sea nocivo ni perjudique a nadie. Siempre será preferible un bulo o una exageración acientífica sobre este aspecto tan sustancial de la naturaleza humana que la consabida monserga del monstruo del Lago Ness, el culebrón amatorio de los parásitos del papel cuché o uno de los muchos acuerdos de paz en Oriente Próximo, que ésa sí que es una serpiente anestesiante y efímera, no ya del verano, sino de todo tiempo.

Hace días se comunicó al respetable la buena nueva de que la sandía era un relajante extraordinario para los vasos sanguíneos y que los efectos de su ingestión eran parecidos a los del uso del Viagra: magníficos para combatir la disfunción eréctil. Las televisiones, caninas de información por el verano, sacaron sus cámaras a la calle y muchos parroquianos aparecieron ante ellas comiendo sandía y haciendo chistes sobre sus beneficiosas expectativas. Se comprende: pelear contra la impotencia con sólo hartarse de sandía no puede ser más apetitoso. La serpiente asomó su cabecita cuando alguien cayó en la cuenta de que los profesores de la Universidad de Texas que habían lanzado el "descubrimiento" -fieles a la fama de fanfarrones de los tejanos- no la podían sustentar en base a ningún experimento solvente. Además, matizaron que la sustancia viagrista, la citrulina, en realidad estaba en la parte blanca de la sandía, que no sabe a nada. Ni el impotente más irrecuperable es capaz de devorarla.

Poco después la prensa informó de otro hallazgo: el Viagra puede servir también para estimular el deseo sexual de las mujeres deprimidas a las que precisamente los fármacos antidepresivos sumen en la desgana más absoluta. O sea, que las pastillitas azules que han revolucionado la sexualidad masculina lo mismo van a arreglar la femenina, aunque en el primer caso actuando como instrumento fisiológico para satisfacer un apetito sí existente, y en el segundo, para que el apetito mismo aparezca. Una medicina completa este sildenafilo (el ingrediente activo del Viagra), según científicos de la Universidad de Nuevo México. Por cierto, ¿por qué todas las novedades impactantes del verano serpentino proceden de esa zona? De momento, tampoco se ha confirmado con una muestra estadística fiable.

En fin, esta temporada la serpiente estival va de sexo.

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