Sanabria

Luz nueva para un palo flamenco de gran valía en el que las mujeres son protagonistas desde hace años

Pilar Sanabria es uno de esos personajes indispensables del periodismo y las letras cordobesas de este tiempo que nos tocó vivir, figura muy reconocible por su traza y su humanidad, que yo conozco por las ondas pues no he tenido la oportunidad de tratarla en persona. Activista de no pocas cuestiones, comprometida en el sentido hondo y machadiano del término, quijotesca a su modo, Pilar destaca sobretodo en su labor radiofónica por su independencia de criterio, algo no muy común en una tierra donde muchos, antes de pronunciarse sobre tal o cual tema, echan mano de la calculadora para ver si les beneficia más decir hache o si les beneficia más decir be. Pilar es pues una mujer sin dogal, sin maroma ideológica que la ate, de esas que si tiene un carnet será el de la Biblioteca Pública, que es sin duda el mejor carnet que se puede tener en esta ciudad, pues si se tiene el del Córdoba Club de Fútbol es para sufrir. Y es que, aparte de histórica del periodismo cordobés, Pilar también es una poeta más que estimable, que sin aspavientos ni atajos ha ido componiendo con humildad una obra extensa en la que se advierte su exquisita sensibilidad y los sueños de altura de la niña que fue, niña en Peñarroya y en la valenciana playa de la Malvarrosa como le he leído por ahí alguna vez. "Pocas voces poéticas de Córdoba tienen la hermosa textura y la autenticidad de esta voz diferente, nítida y profunda que traspasa las cosas, los objetos cotidianos, los muebles, los árboles, el humo de los bares, transformándolo todo en un decorado de emociones", escribió con tino sobre su obra su casi paisano Alejandro López Andrada. A todos esos perfiles Pilar Sanabria sumará ahora el de exaltadora de la saeta, un cargo que siempre fue machuno y en el que ella, como en tantas otras cosas y en tantas otras luchas, será pionera. Luz nueva pues para un palo flamenco de enorme valor en el que las mujeres son protagonistas desde hace muchos años gracias a todas esas cantaoras que cada Semana Santa se echan a la calle para acompañar a los pasos. Pilar, de sensibilidad refinada, seguro que sorprende con su intuición poética y su autenticidad. Una vez más acertará esta luchadora que funde bien y sin cursilería la espada periodística del día a día y la pluma literaria .

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