Cuchillo sin filo

Francisco Correal

Romance de Raúl y Fernando

RAÚL y Fernando han grabado un anuncio de televisión de una conocida marca comercial. Los dos ya cruzaron la barrera de los 30, aunque en la memoria del aficionado sigue impactando la fuerza juvenil y descarada con la que irrumpieron. Raúl (González Blanco) y Fernando (Morientes) vivieron muchos días de glorias juntos en el Real Madrid y en la selección española. En la primavera de 2000, los dos andaban rondando por exceso o por defecto los 23 años. Levantaron juntos la octava Copa de Europa. Fue el año de aquella prodigiosa jugada de otro Fernando (Redondo) en Old Trafford una mágica noche de Miércoles Santo en la que apearon al Manchester United.

Raúl Centeno y Fernando Trapero tenían a sus 23 años más edad de futbolistas que sus tocayos. Raúl y Fernando tenían toda una vida por delante. Duele imaginarlos aquella primavera de 2000, con los 16 años y las dudas ante el porvenir. Ellos también estaban juntos, como los futbolistas en la sesión fotográfica. ETA utiliza los muertos para hacer sus anuncios sin pagar publicidad. Los asesinos les cerraron las puertas de diciembre. Raúl murió el mismo día 1; Fernando, cuatro días más tarde en el hospital de Bayona. Dos ecuatorianos en diciembre de 2006; dos españoles en diciembre de 2007. La macabra estadística de la guadaña euskalduna.

Hay topónimos franceses que sólo salen en el Tour de Francia. Los etarras se adelantaron a los ciclistas. Capbreton suena a la Bretaña que se inventó Cunqueiro, a esa onomatopeya de las lechuzas rescatada por Balzac en su novela Los chuanes. Raúl y Fernando son las dos primeras víctimas tras la ruptura unilateral del mal llamado proceso de paz. No vi ninguna pancarta alusiva a esas vidas aniquiladas en los manifestantes de Barcelona; tampoco he oído ni una plegaria entre fogones a ese fenómeno mediático llamado Karlos Arguiñano; estaba uno muerto y otro muriéndose a chorros la tarde en la que el portavoz de los okupas de Casas Viejas, con acento porteño, soltaba su retahíla de lugares comunes, recordaba que saben cómo tomar la calle -de Fraga o de ellos: no se sabe qué es peor- sin hacer una sola mención a los dos chavales acribillados salvajemente después de tomar café.

Por Capbreton debió de pasar Benito Moreno cuando era profesor en la Bretaña. Por allí andaba cuando el futbolista Antonio Puerta se murió sin llegar a cumplir los 23 que tenían los agentes Raúl y Fernando. "Desde mi televisor parecía un mosquetero galopando y al ataque", escribió el cantautor en un poema. A los otros dos mosqueteros los ha visto toda España galopando en los telediarios. El nuevo romance de la Guardia Civil con el coro de los cobardes.

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