la vida vista

Félix Ruiz Cardador

Los Reyes... de Occidente

AHORA que todo anda en fúnebre danza y parece que no haya verdad alguna que se sostenga, más allá de que el fútbol mueve montañas y que lo mejor para el frío es no salir de casa, ha venido el Papa con su nuevo libro a poner en tenguerengue verdades tan antiguas como la presencia del buey y la mula en el portal de Belén o sobre la procedencia de los Reyes Magos. En su obra La infancia de Jesús, que en España ha editado Planeta, el máximo pontífice apunta en concreto que los Reyes pudieron no llegar de Oriente sino de Occidente y concreta que podrían proceder de las tierras que siglos atrás ocupara Tartessos, la legendaria y enigmática civilización que floreció en las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz y que ejerció su influencia, hasta el siglo VI A. C., en toda la zona Sur de la península ibérica. No es muy preciso lo que sabemos ni documental ni arqueológicamente de Tartessos, la Tarsis de los textos bíblicos según el Papa, pero sí lo suficiente como para que nos duela que esta civilización tan avanzada, dotada de lengua propia, no dejase una huella más profunda e identificable. Más allá de eso, uno no sabe si celebrar o temblar ante la posibilidad de que los Reyes Magos fuesen andaluces, algo tan perfecto que cuesta creérselo. Y es que no estamos nosotros, abnegados andaluces del siglo XXI, para llevarle regalos y esperanzas a nadie, sino más bien para lo contrario, para que nos los traigan. Aunque, claro, siempre nos quedará la magia. El duende. O eso dicen.

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