Rechazo ¿indignante?

Una razón muy sencilla: los recursos públicos no tienen la condición de ilimitados. Son los que son. Y no dan para más

Es objeto de noticia un singular acontecimiento en el solar que da cobijo a todo un mundo de terrícolas (y terrícolos) de caletres y seseras de variado… tamaño y condición: El empresario Amancio Ortega se propone donar a la Administración Sanitaria la astronómica cantidad de 320 millones de euretes a fin de mejorar los equipos clínicos de tratamiento del cáncer. Y no se habla -o escribe- de otra cosa. Pero al autor de esta "opinión", más bien profano en donaciones -quizás por no haber sido nunca objeto de ellas- le queda por resolver una razonable y justificada duda: Es que no sabemos si la noticia es la susodicha "donación" de por sí o el meollo de la misma trae causa de una inédita e insólita ocurrencia: El rechazo de un determinado sector a la susodicha donación.

Obviamente, el autor de esta publicación hace expresivo su máximo respeto a quienes se muestran partidarios del susodicho "rechazo" e incluso lo promueven. Pero, de lo que no nos cabe la menor duda es que la propugnada medida nos resulta injusta, y un incuestionable disparate por un interminable rosario de razones que trato de resumir: Por una parte, la medida supone una falta de consideración, respeto y solidaridad con los miles de pacientes afectado de dolencias cancerígenas.

Por otra, resulta evidente que los gastos de la sanidad pública deben ser sufragados con cargo a las arcas públicas. No privadas. En idéntica situación se encuentran las familias en situación de desempleo y sin ingresos, los desahuciados que carecen de vivienda por no poder pagarla. Todos los indicados tienen el derecho fundamental de ser atendidos por las Administraciones Públicas. Pero la realidad es cosa bien distinta: Sólo tienen… el Derecho. Pero no el curro, ni la prestación por desempleo, ni vivienda… -Que ¿por qué tantas carencias con tantos… derechos? Pues por una razón muy sencilla: Los recursos públicos no tienen la condición de ilimitados. Son los que son. Y no dan para más. Por ello, cualquier cantidad graciosa donada a las arcas públicas redundará en beneficio de los más necesitados. En consecuencia, el rechazo de esta donación o de cualquier otra nos parece una medida injusta. E indignante.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios