Tribuna

Grupo Tomás Moro

Promoción de la ciudad

Anuestros representantes políticos se les llena la boca con la "promoción de la ciudad" y no dudan en coger las maletas para acudir con fruición a cuantos encuentros, jornadas y congresos se convocan, preferidamente en el extranjero, para dar publicidad a Córdoba y postularla para los más altos fines, por ejemplo la intentada Capitalidad Cultural de Europa en 2016.

Luego, en la realidad cotidiana de Córdoba, la cosa cambia. Aquí, la promoción se viene limitando al ensalzamiento y potenciación del movimiento peñístico, perolístico y festivo, como máximos exponentes de una falsa y populista esencia de Córdoba.

En el camino, mientras tanto, se descuidan sectores importantes como el congresual, algunas veces con el torticero argumento de que Córdoba no puede recibir Congresos de entidad por carecer de auditorios de categoría (sobre lo que se está trabajando desde hace tiempo sin logros algunos) o de plazas hoteleras o de un aeropuerto en condiciones (sobre lo que se va a cometer otro de los errores históricos que adornan el devenir de la ciudad y sus gobernantes, al parchear vilmente con una solución que no es tal sino un problema de envergadura, en vez de echarle valor y construir un nuevo aeropuerto en las afueras de la ciudad, con las mejores condiciones técnicas, aunque se demore en el tiempo no tanto como se asegura por lo demás).

Con tener algo de verdad esta justificación, no es todo lo cierta que debiera, porque sólo se puede asumir respecto a Congresos en los que participe una ingente cantidad de personas difícilmente alojables en los recintos actualmente existentes. Córdoba, por el momento y sin olvidar la necesidad de avanzar en mejores dotaciones congresuales, cuenta con medios suficientes para atender los de quinientas y más personas. Otra cosa es que lo haga y que se busque más la calidad que la cantidad.

Sin ir más lejos, entre los días 7 a 10 de noviembre pasado, se ha celebrado aquí el XXVII Congreso de la Asociación Española de Asesores Fiscales, que ha reunido a más de trescientos congresistas más cien acompañantes, contándose con la asistencia y participación activa en la impartición de las ponencias de cualificados profesionales y responsables políticos (catedráticos de Universidad, directores generales, inspectores de tributos y abogados de prestigio). El nivel del Congreso, tanto por los ponentes como por los propios asistentes, profesionales del sector, fue alto y, por lo que respecta a su trascendencia para Córdoba, muy fructífero no sólo por los días pasados aquí con clara repercusión en los sectores vinculados al turismo cultural y gastronómico, sino por la mayoritaria decisión de los congresistas de repetir visita a Córdoba con sus familias al quedar deslumbrados por lo que ofrece nuestra ciudad.

El envés de este acontecimiento, como exponente de lo que antes se comentaba, lo pusieron los políticos cordobeses de todas las Administraciones Públicas. No es de recibo que, habiendo aceptado y confirmado su asistencia a los actos de apertura y clausura del Congreso, la alcaldesa no apareciera, delegando en un miembro no electo de la Junta de Gobierno Local (que no tiene por ello la condición de Concejal), el señor Cabanillas, que sólo asistió al de apertura. Sí se contó con la presencia de don Rafael Jaén, concejal del Partido Popular a quien representaba que no al equipo de gobierno municipal.

El resto de representaciones políticas: Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía, Subdelegación Provincial del Gobierno y Diputación Provincial ni siquiera dieron respuesta a la invitación cursada y, en el último caso, ni quisieron recibir a los invitantes ni admitir escrito alguno de invitación. El trato con una significativa entidad financiera de Córdoba fue por el estilo, limitándose a una exigua colaboración.

En definitiva, que la respuesta de los que permanentemente van clamando por la necesidad de atraer este turismo de calidad y de clara repercusión en el desarrollo de la ciudad, fue prácticamente nula, lo que los pone en entredicho y es clara manifestación de la falta de compromiso real con la ciudad (parece que les es más rentable acudir a las jornadas de peroles participativos y campeonatos de dominó peñísticos, donde se encuentran más a gusto en esa política de populismo puro y duro). Con estos mimbres, no es de extrañar que Córdoba siga anclada en la nada; que no prospere y que todo se vuelva intentos sin resultados.

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