Patxi sale como un kamikaze

Sólo se puede entender esta decisión si llega para inmolarse políticamente y jugar a candidato perdedor

Tiempos duros esperan al PSOE si piensan en Patxi López para recomponer el partido, curar la división interna, evitar el sorpasso y aspirar a regresar a la Moncloa. No es tan malo como Pedro Sánchez, pero tampoco mucho mejor. Su carrera política está desacreditada porque ha fracasado las dos veces que ha ejercido responsabilidades institucionales. Tampoco es el mejor candidato para los del no es no, que juegan a chocar contra los populares (y eso lo sabrán los sanchistas y hasta los sanchopancistas), pues sus dos cargos de referencia (lehendakari vasco y presidente del Congreso de los Diputados) los consiguió gracias a pactos con el PP.

Sólo se puede entender esta decisión si llega para inmolarse políticamente, ya del todo, y jugar a candidato perdedor para evitar que se presente el campeón de la militancia. Pero si se lo ha creído en serio, si piensa que puede liderar el futuro, es más inconcebible. Viene de dejar al Partido Socialista de Euskadi por los suelos, después de haber sido lehendakari desde 2009 a 2012 y disfrutar de una oportunidad histórica para consolidar una alternativa al nacionalismo vasco. Por el contrario, lo que consiguió fue llevar a la gloria a Íñigo Urkullu, que ha triunfado, a pesar del batasunismo transformado en Bildu y la irrupción de Podemos disfrazados de abertzales. Mientras que los socialistas vascos bajaban a unos niveles muy chungos.

Patxi López procede de la vieja política, incluso de la viejísima. Procede de la política vasca que estuvo condicionada por el terrorismo de ETA y por el independentismo oportunista de Arzalluz e Ibarretxe. Tiempos duros de finales del siglo XX y principios del XXI, en los que para militar en el socialismo vasco o en el PP vasco se necesitaba auténtica talla de héroe. Suponía que esa persona se jugaba la vida a todas horas. En esa política casi nadie quería entrar.

Diferente era que esos héroes (que merecían el respeto y la admiración de todos) fueran buenos para gobernar, o incluso simplemente para ser políticos. Patxi tuvo buena imagen, llegó a lehendakari, y la pifió. Tras el 20-D de 2015, como presidente del Congreso de los Diputados, también la pifió, porque ha sido el más partidista y el menos imparcial que se recuerda. Al punto de que nadie quería que repitiera.

Pensar que este hombre será el salvador del PSOE es una ingenuidad. Claro que en la política actual abundan las majaronadas y el frikismo. Tiene toda la pinta de ser un kamikaze a ver qué pasa con Susana.

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