¿Medvéded o no?

La lucha en el PSOE es encarnizada, las acusaciones proliferan, y eso con las autonómicas al fondo

Todo indica que la sucesión de Juan Pablo Durán al frente del PSOE cordobés se hará por la vía rápida, sin urnas. Teba Roldán, la líder del sector crítico, no logró el exigente 20% de avales que le reclamaban, lo que conduce a que el candidato oficialista y susanista, Antonio Ruiz, sea designado de manera automática, a excepción de que, cosa improbable, se acepte el recurso que han planteado los sanchistas al entender que han existido irregularidades. El clima aparece en cualquier caso enrarecido, tenso como la piel de un tambor o el cutis de la Preysler, así que no se sabe bien si a Ruiz hay felicitarlo a esta hora o darle el pésame. Mano derecha de Durán durante los últimos años, alcalde de Rute y presidente de la Diputación, recibe en realidad al PSOE más débil y fragmentado que se recuerda, por lo que tiene tarea ingente entre sus muchas labores si quiere buscar algún tipo de reconciliación. Ayer, para ir abriendo boca, compareció tras el asunto de los avales y dio más sensación de tener querencia por la trinchera que de tenerla por el encuentro y la cohesión. A la señora Roldán le dijo que asuma lo ocurrido y, con un punto claro de dureza, le recordó otras derrotas precedentes de los sanchistas cordobeses. No se le vio cómodo a Ruiz, lo que se entiende si uno echa un vista en las redes y constata el tono en el que se mueve el debate en los foros socialistas. La lucha es encarnizada, las acusaciones e incluso los insultos proliferan, y eso ocurre con las elecciones autonómicas ya en el horizonte y con la defensa de la Diputación y de la Alcaldía de Córdoba también vislumbrándose al fondo. Ruiz, como se ha dicho, tiene trabajo, tela de trabajo, y la duda que ahora surge es saber si acabará volando solo o si seguirá las líneas, e incluso los dictados y maneras, de su predecesor. Es decir, si será una especie de Medvéded para Putin, salvando las mil distancias, o si de verdad tiene ambiciones de, con una forma de trabajar propia, cohesionar a su partido y restañar heridas. De que sea capaz o no de recuperar credibilidad dependerá que las próximas elecciones el PSOE resista o se hunda. Difícil menester bajo la sombra de Durán, que es alargada. Indicios hay de que la lucha va para largo. Así que lo dicho: ¿le damos al señor Ruiz el pésame o lo felicitamos? En estos casos, mejor callar.

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