DESDE LA RIBERA

Luis Pérez-Bustamante / Lperez@eldiadecordoba.com

Líderes en estulticia

ENHORABUENA, ya lo hemos conseguido. Ya somos los primeros. Europa nos mira asombrada y agacha la cabeza ante nuestro enorme éxito. Por fin hemos conseguido ser los primeros en algo: nos cabe el honor de encabezar las tasas de abandono de los estudios en la Enseñanza Secundaria Obligatoria del Viejo Continente. Tenemos el mérito de que tres de cada diez de nuestros alumnos menores de 16 años decidan coger la puerta de la clase y marcharse con sus expectativas vitales y esperanzas de futuro a otro lugar. Y además debemos estar orgullosos doblemente, ya que desde 2002 hasta ahora el índice de fracaso ha subido casi 15 puntos. Impresionante.

El defensor del Ciudadano de la Diputación, Francisco García-Calabrés, presentó el miércoles un estudio monográfico que, bajo el título Jóvenes: educación para la ciudadanía, tiene entre sus conclusiones más relevantes los escalofriantes datos a los que me refiero. Entre las razones que llevan a este fracaso, el análisis de García-Calabrés señala "la actitud negativa del joven ante el estudio, las dificultades de aprendizaje y la situación económica de la familia". Tres motivos que, en orden descendente, nos sitúan ante una generación futura de iletrados, desinformados y semianalfabetos que tendrá que encargarse de pagar nuestras pensiones y de mantener el crecimiento económico de este país -o lo que sea en esos momentos- cuando pasen por aquí unas cuantas décadas. Escalofriante.

Pero más escalofriantes aún son algunas de las soluciones que el texto ofrece para evitar que todo esto ocurra. En primer lugar, se propone "intensificar las escuelas como centros de formación y de educación en valores, con lo que se prevendrían problemáticas de tipo social entre los jóvenes". Es decir, que hemos descubierto que en el cole hay que enseñarles a los niños a distinguir lo que está bien de lo que está mal.

Sin embargo, aquí no queda todo. Hay algo más. Dice el informe de los chicos de García-Calabrés que urge implicar más a las familias en el proceso educativo de los jóvenes, "pues son las principales actoras y responsables del mismo". Increíble, pero cierto. Si habla usted con algún maestro le contará que no son pocos los padres que acuden al colegio atónitos al enterarse de que sus hijos son unos delincuentes en potencia para culpar a los docentes de la mala educación que les han dado. Son los mismos padres que estos días remueven cielo y tierra para dar a sus retoños el último antojo navideño por caro que sea con tal de tenerlos entretenidos estos días de engorrosas vacaciones. Seres lamentables, despreocupados del futuro de los suyos que carecen de la mínima capacidad autocritica. Eso sí, pueden estar orgullosos de haber convertido esta provincia en la primera de Europa en estulticia y desconocimiento.

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