La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Indefensión de los insultados

Si le insultan no denuncie, porque es un atentado contra la libertad de expresión de "ideas" y "opiniones"

Según Willy Toledo escribir en Facebook "Yo me cago en Dios y me sobra mierda para cagarme en el dogma de la santidad y virginidad de la Virgen María" es expresar una opinión: "Cada vez que tú emites una opinión, es obvio que las personas que abracen la opinión contraria se van a poder sentir ofendidas. Yo también me siento ofendido por muchas expresiones que escucho, pero sin embargo no se me ocurre ejercer acciones legales, persecutorias e inquisitoriales contra quien opina distinto a mí". Es decir que para este hombre opinar e insultar (o en este caso excretar) es lo mismo. De lo que se infiere que sus opiniones son insultos (o excrementos).

Llama la atención que lo haya dicho, no cualquier día, sino el que tenía que comparecer ante un juzgado para declarar por ofensas a la religión. Y que lo haya hecho, no desde cualquier sitio, sino desde el centro parroquial de asistencia diocesana San Carlos Borromeo de Vallecas y ante un Crucificado que representa a este Dios en el que se cagó, porque según el cura "como comunidad religiosa pensamos que nadie puede ser perseguido por sus ideas". Hay que aclarar que se trata del cura al que los medios que lo jalean, que son los que más atacan a la Iglesia, llaman "cura rojo de Entrevías" o "cura de los sin dios" (con minúscula, claro). Esto ha enriquecido la cuestión porque resulta que blasfemar tan gravemente no solo es emitir una opinión sino, según un sacerdote, es expresar una "idea".

A Toledo le gusta insultar gravemente para después hacerse la víctima si alguien le denuncia y llamar persecución inquisitorial al derecho del agredido a defenderse ante los tribunales. Por eso ha aprovechado esta coyuntura para presentarse como la víctima de una persecución solo posible en un Estado dudosamente democrático y cargar contra la Transición: "Todo esto viene de una malísima llamada y peormente gestionada Transición, donde los poderes franquistas continuaron intocables, en sus mismos puestos". Javier Bardem, que le acompañó en esta comparecencia, añadió que la acusación contra Toledo "nos lleva a la época del franquismo" manifestando su alarma porque la "sagrada libertad de expresión está en peligro".

Así que ya lo sabe usted: si le insultan gravemente no ejerza su derecho a defenderse en los tribunales porque eso es franquismo, una persecución de opiniones (Toledo) e ideas (el cura) que pone en peligro la libertad de expresión (Bardem).

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