Sólo tres letras y una tilde diferencian estas dos palabras. Realmente no tienen nada que ver. Elástico es un cuerpo que puede recobrar más o menos completamente su forma y extensión tan pronto como cesa la acción de la fuerza que las deformaba. Y la ética, según el DRAE, el conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida. Pero cuando se unen constituyen una peligrosa arma para el crecimiento de cualquier sociedad. Cuando una sociedad le da elasticidad a sus normas morales, cuando el fin empieza a justificar los medios, cuando cualquier fin es válido empezamos a morir.

La justicia, últimamente, está actuando con una elasticidad que en ocasiones es difícil de entender. Puede que vaya a acertar quien ha dicho que Rodrigo Rato no pisará nunca la cárcel. Ni Miguel Blesa. Una jueza dictó no aplicar medidas cautelares a ninguno de los dos jefes de la banda de las tarjetas negras. También hemos visto el cese del fiscal jefe de Murcia, aparentemente porque no comulgaba con el PP. La instrucción del juez Castro en el caso Nóos ha terminado con Iñaki Urdangarín en Suiza.

Hace poco más de un año un juez acordó la prisión preventiva sin fianza para los dos miembros de la Compañía Títeres desde Abajo, cuando representaban la obra La bruja y don Cristóbal. A los dos se les imputó un delito de enaltecimiento del terrorismo. Estuvieron cinco días privados de libertad.

También hemos visto otras dos situaciones que han generado tensión, desde polos ideológicos enfrentados. Por un lado, el ganador de la gala Drag Queen de Las Palmas, fue acusado de ofender los sentimientos religiosos, la causa está ya archivada.

Por otro lado hemos tenido el autobús transfóbico de HazteOir. Yo lo hubiera dejado circular, sobre todo si su prohibición sólo consigue el efecto contrario, publicidad gratuita en prime time. Contra eso no necesitamos ordenanzas municipales, ni mucho menos el Código Penal. La mejor protección a las niñas y niños está en la educación: educar para la convivencia a los menores transexuales, a sus compañeros para que los respeten y a los adultos que los rodean. Y sobre todo cerrar el grifo: ni un euro, ni una subvención, ni un impuesto ahorrado por ser de utilidad pública.

Cuando la elasticidad se apodera de la ética, ésta deja de serlo, sin más.

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