Aunque parezca mentira, la recurrente y vieja polémica acerca de la Mezquita de Córdoba ha sido rescatada esta semana por la alcaldesa de la ciudad, que ha insistido en la idea de la titularidad pública. Sí, otra vez. Erre que erre. Que se va al garete el proyecto de Rabanales 21, que el palacio de Congresos no se termina, que las obras del Centro de Convenciones siguen paradas, que ni su partido cree en ella, que los ciudadanos se hartan, siempre quedará la Mezquita. Un clásico.

Aunque, como la mayoría, creo firmemente que la Mezquita-Catedral es propiedad de la Iglesia, es cierto que hay quien sostiene lo contrario con argumentos jurídicos. Esas creo que equivocadas opiniones son, en un mundo como el del Derecho que no es una ciencia exacta, respetables, más si cabe si provienen de algunos juristas solventes como Rafael Mir o Antonio Manuel, que lo han expresado en público, o de otros que lo hacen en privado. Lo que no es respetable, sino más bien censurable, cobarde y demagógico, es que la alcaldesa sostenga esa idea, insinuando a través de los medios de comunicación que la Iglesia se ha apropiado de lo que no es suyo -si es público, de la Iglesia no es, claro- sin adoptar medida alguna para reclamar ese presunto derecho.

Si la alcaldesa cree -que no creo que lo crea, porque con sus palabras demuestra no haber dedicado a su estudio más allá de la lectura de dos o tres titulares- que la Mezquita es de titularidad pública, lleva incumpliendo de modo flagrante sus obligaciones de defensa del patrimonio público desde el día en que fue investida al no utilizar los numerosos medios jurídicos y económicos que tiene a su alcance para ello. No sólo es una gestora poco eficaz, opinión compartida hasta por los socialistas que la rodean, sino que reconoce sin complejos no cumplir sus obligaciones legales.

No sólo muchos católicos se sienten ofendidos. Hasta el más convencido anticlerical debe estar ya escandalizado por la tomadura de pelo desde Capitulares. Si alguien cree que la Mezquita no es de la Iglesia que se deje de declaraciones en los medios y actúe. No es exigir demasiado que acuda a los tribunales o deje de decir frases huecas sin sustancia, especialidad de la casa. La señora alcaldesa está demostrando sus peores habilidades políticas. Yo, inocente de mí, me pregunto, ¿qué hace doña Isabel cuando alguien coge lo que ella cree suyo? ¿Se va a Canal Sur a decir "esto es mío" o se va al juzgado de guardia?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios