ESTOS "otros andaluces" que viven en Cataluña han tenido la lúcida ocurrencia de respaldar -a cambio de alguna subvención, se entiende- la Guía d'Acollida 2008, un manual de adiestramiento para que quien llegue a esa tierra sólo sea marginado por no haber tenido la suerte de nacer allí. Para ello, es fundamental hablar catalán, "derecho básico de los trabajadores que facilita el acceso a otros derechos fundamentales como la salud o la educación". Pero es en éste último apartado donde la guía enseña el pelo de la dehesa al afirmar que el profesorado debe velar que el catalán sea "la lengua vehicular con la familia y el alumnado". "Si la comprensión es difícil, sería necesario utilizar [con el niño] imágenes, gestos, hablar con frases cortas y simples", afirman sin ruborizarse. Un tormento, vamos. Estos "otros andaluces" contribuyen así a que se aborrezca una lengua que ha escrito grandes páginas de la literatura.