Echanove

'Cuéntame' comienza a oler a cosa ida, a esa misma España apolillada y del ayer que la serie retrata

La televisión siempre fue un mundo cruel, en ocasiones despiadado, puro business. Allí un día te levantas siendo el rey del mambo y al siguiente de despiertas sin corona, convertido en un paria que cuenta batallitas del ayer y huele a naftalina. ¿Cuántos rostros, cuántos nombres que en su día estaban a todas horas asomados al cacharro ahora no son sino vagos recuerdos? El maestro Chicho Ibáñez, Emilio Aragón, Pepe Navarro, Inma del Moral, Javier Sardá, la pobre Veneno… La lista es larga, variopinta, y no deja de crecer, por lo que tampoco hay que extrañarse de que el último en sufrir los rigores del vaivén televisivo y su crudeza haya sido un gigante de la actuación patria como Juan Echanove, Pedete Lúcido en aquel viejo Turno de oficio ochentero y mil rostros más a lo largo de su carrera. El actor se había hecho con un hueco en Cuéntame, donde durante 12 años había interpretado con su desenfado característico al hermano de Antonio Alcántara, pero ahora la productora le ha comunicado que adiós muy buenas, que no sigue. La causa está en cosas de los guionistas, que entienden que su personaje ya no daba para más y tontería menearlo. "No me han dicho ni adiós, imagínate darme las gracias", ha explicado con más ironía que mala baba un Echanove que sabe sin duda por sus años de oficio cómo se mueven las piezas en este ajedrez de la televisión, que no deja de ser muy parecido al ajedrez de la vida. La suerte de Echanove sin embargo es que él pertenece a los actores de la especie elegida, los que siempre renacen y que en incluso en la vejez se reformulan para seguir en la brecha. Cómico de vieja escuela, ya prepara su vuelta al teatro y ultima el estreno de una serie fantástica. Veremos si incluso no agradece Echanove salir de un Cuéntame que por mucho que la productora Ganga se afane también comienza a oler a cosa ida, a esa misma España apolillada y del ayer que retrata. Los seguidores del actor, entre los que me incluyo, sí que le damos a Echanove las gracias y no sólo por lo que ya vino sino por lo que está por venir. Y ojalá que sea mucho en los teatros. En ese rincón del alma donde él se eleva como pocos desde aquel Sancho Panza de los 90. En ese lugar, el escenario, donde , aunque nada se grabe, todo permanece y se queda.

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