Cambio de sentido

Desmemoria histórica

Estoy con Julia Otxoa: "La incitación al olvido histórico debiera ser considerado un crimen"

Camacho Ortega, Manuel. Yesero. Edad, la del Cristo. Fusilado el 17 de diciembre de 1939. Ni rastro de expedientes, ni consejo de guerra. Quisiera yo que a mi bisabuela, a la mañana siguiente, le hubieran dado en la cárcel de Jaén algo más que las ropas calientes de su hijo y esta frase: "Aquí tienes lo que ha quedado del comunista ese". Quisiera yo que los hermanos de Manuel, mis tíos y mi abuelo, no hubieran conocido los campos de concentración ni cruzado a Francia. Quisiera yo. Porque teniendo en casa silencios por aventar, pareciera que una pide para sí y por los suyos, y no. Quisiera yo provenir de nadie, o ser por un rato sólo nieta -también lo soy- del otro bando, o de familia sin represaliados, o con menor dolor y mejor memoria. Con tal de hablar más alto y claro.

Me horroriza la displicencia y ridiculización con la que algunos adjetivan y argumentan contra la memoria y la conciencia histórica y contra la restitución moral de las víctimas todas de la Guerra Civil: "¡No habrá mejor cosa que hacer!", "a qué gastarse los dineros", "no fue culpa de nadie", "la mierda cuanto más se remueve…", "te cambio Los Caídos por Paracuellos", "resentidos", "de nuevo dos Españas". No es buena idea "abrir viejas heridas", ha dicho Méndez de Vigo. Pregunto a Müller por Rumanía, a Baranczak por Polonia, a Sender por Casas Viejas, a Grass, a Aub, a Héctor Abad... Hallo respuesta: la memoria comporta una moral. El olvido es una derrota. Estoy con Julia Otxoa: "La incitación al olvido histórico debiera ser considerado un crimen".

Prefiero remover conciencias a calaveras: por mí, que la de Franco siga en Los Caídos, la de Queipo en la Macarena y la de Antonio Machado en Colliure mientras sean símbolos resignificados, recuerdos de lo que no se ha de repetir, un desafío al coraje, un espejo de agua. A la par, que se revitalicen los trabajos de Memoria Histórica con recursos y rigor, no de cualquier manera -nos avisaría, fijo, Juan de Mairena- no homenajeando "a ese pobre héroe anónimo por definición", que "si por milagro levantara la cabeza para decirnos: Yo me llamo Pérez, tendríamos que enterrarle otra vez gritándole: Torna la huesa, ¡oh Perez infeliz!, porque nada de esto va contigo". Sin miedo, Méndez de Vigo: se abran las heridas si debajo quedó ponzoña. Que se oreen. Y a la vida. "¿Quiénes fueron? -escribe José María Gómez Valero-. ¿Quiénes se burlaron de nuestras llagas?". "Que den ahora un paso al frente,/ que los vamos a perdonar".

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios