Las tendillas

Ramiro García Vila

Crisis, paro y corbatas.

SEGURAMENTE no ha de estar exenta de justificación la pregunta que algún lector ha de formularse en relación con el titular que encabeza esta columna:

¡Oiga, señor… escribidor de Las Tendillas!: ¿Qué relación guardan entre sí los susodichos términos, crisis y paro? Preguntamos. Porque, a ojo de buen cubero, la analogía entre ambos conceptos es como confundir el culo con las cuatro témporas.

Pues se equivoca quien de tal guisa opine. O sea: quien piense que no guardan la más mínima relación ambos términos. Estoy totalmente convencido de que guardan estrechísima relación, según me propongo razonar: En la actualidad, el porcentaje de desempleados está en proceso de expansión de manera galopante, creando un gravísimo problema social que a todos nos afecta y preocupa. Sólo en el último año, parece que ha aumentado el interminable rosario de los ya existentes en torno a medio millón más. "Casi na", que diría un castizo de las tierras andaluzas.

Se dice que la causa de esta ruina -a la que indebida e injustamente se llama "paro"- hay que buscarla en la crisis económica en la que nos han colocado los miembros y miembras responsables de eso que en lenguaje culto se dice res publica, y a la que los menos ilustrados preferimos designar "cosa -que no res- pública", entre otras razones de carácter léxico, para evitar que algún culto de los que malamente leen nos confunda con una vaca o cualquier otro cuadrúpedo semejante.

Claro que la cosa de la "crisis" sólo existe en las mentes calenturientas de los que llegamos a fin de mes a base de apretarnos la cincha. Los susodichos mandamases juran que la crisis es un invento de los avernícolas que por este calvario pululamos.

Lo que sí existe según los susodichos responsables es una cosa a la que llaman… "recesión". No existe la "crisis". Por más que un servidor se estruja la mollera, no encuentra una diferencia sustancial entre ambos. Es como eludir el término "azotar" sustituyéndolo por "dar en el culo", que mi abuelo decía que todo era uno.

En todo caso, sea "recesión", sea "crisis", el problema tiene los días contados. Se va a acabar antes de que finalice el verano. En consecuencia, el paro pasará a mejor vida de manera inmediata. Porque uno de esos lumbreras de la cosa pública, concretamente el ministro de Industria, tiene un plan de ahorro que va a terminar con lo que quede de la recesión, la crisis, o lo que sea.

Y, ¿cómo va a efectuar tamaño milagro?

Muy sencillo: Para empezar, piensa eliminar la tarifa eléctrica nocturna. Y, además, piensa ir al Congreso sin corbata. Todo, para ahorrar energía. Dice.

Ni que fuéramos idiotas.

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