Suena antiguo, pero antes la gente iba a ver los paños disponibles para elegir unas cortinas. Miraban la caída, el tacto, los colores acordes con la pintura o el papel de la pared, lisos, estampados… Hubo un tiempo donde supongo que unas cortinas decían mucho. Las cortinas no sólo representan un elemento decorativo en la casa, su grosor o grado de transparencia dejarán pasar una determinada cantidad de luz a la estancia donde nos encontremos. También preservarán nuestra intimidad ante posibles curiosos. Donald Trump anduvo de compras esta semana. Se desplazó a California, "estado rebelde" por la oposición a sus políticas migratorias, acompañado de su corte para ver una serie de prototipos de cortinas para el país. América primero. "Muy alto y que se vea a través de él" parece haber solicitado el mandatario. En resumen, ocho prototipos para el muro. La mayoría compuestos por bloques de hormigón y acero, y cada uno mide algo más de nueve metros de altura. Según las pautas de licitación, el muro debe impedir que la gente trepe por él y ha de ser resistente a golpes de herramientas como mazos o sopletes. También debe impedir que se pueda atravesar la frontera por medio de túneles subterráneos. Parece que cabe la posibilidad de que alguno esté recubierto de placas solares, con lo que se demostraría que se puede ser xenófobo y a la vez apostar por las energías renovables. El presidente norteamericano insiste en que México pagará el muro resultante, que es como pretender que vecinos y viandantes paguen nuestras cortinas o puertas de seguridad.

Aquí también sabemos de cortinas y las adornamos. Fíjense, una concertina es un miembro de la familia de instrumentos de lengüeta libre. Lengüeta libre suena muy bien. Según la RAE, tiene un único significado: "Acordeón de forma hexagonal u octogonal, de fuelle muy largo y teclados cantantes en ambas caras o cubiertas". Vamos, para entendernos, la abuela de mi bandoneón, y si buscas en otro lugar el otro significado de concertina "es un tipo de alambre de púa o alambre de cuchillas fabricado en grandes bobinas que se pueden expandir como un bandoneón". ¿A qué meter al pobre fuelle en esto? Paradójicamente concertinas y bandoneones llegaron al Río de la Plata en los mismos vapores que transportaron la emigración europea al Cono Sur. Entre 1870 y 1929 llegaron a la Argentina alrededor de seis millones de inmigrantes europeos. Españoles, albaneses, alemanes, italianos, austriacos, suizos, británicos, checos, eslovacos, polacos, rusos, ucranianos, croatas, búlgaros, serbios, franceses, holandeses…

Pero claro, son otros tiempos, no son lo mismo unas cortinas para un dormitorio infantil, para un lujoso comedor o para poner puertas al campo.

https://youtu.be/Eo2vrq0aR2c

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