SU alteza real don Felipe de Borbón, ejerciendo las funciones de anfitrión en la cena de gala ofrecida al príncipe de Gales el miércoles pasado en Madrid, reclamó avances entre España y Reino Unido que permitan terminar con el contencioso de Gibraltar. El heredero de la Corona española reclamó que los gobiernos de ambas monarquías parlamentarias "avancen en la solución del contencioso histórico bilateral que aún sigue pendiente". Lo primero y más relevante es que don Felipe, ejerciendo funciones de jefe de Estado, pues sustituía a su padre en el solemne acto, hizo explícita reclamación de soluciones ante su homólogo el heredero de la corona británica. El Príncipe de Asturias estuvo oportuno, pues no es entendible que en la Europa común de hoy día persista la realidad colonial de Gibraltar, que perdura tras 306 años y pese a que hace más de 40 que la ONU considera el Peñón un territorio a descolonizar. Oportuno también porque es ésta una cuestión bilateral y su llamamiento se hizo, en presencia del futuro jefe de Estado británico, a los dos gobiernos para que avancen hacia una solución negociada. Hemos defendido en los últimos meses no en pocas ocasiones que España, tras el estancamiento de la política del Foro de Diálogo, debía impulsar la reanudación del Proceso de Bruselas. Haría bien la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, en tomar esa senda, dialogando lealmente con los británicos para lograr una salida aceptable al contencioso. La base militar de Gibraltar es, en ese sentido, la mayor preocupación de Londres, por más que formalmente se esgrima la necesidad de alcanzar un acuerdo que sea aceptado por la población gibraltareña que no tiene, ni siquiera con su nueva Constitución, derecho de autodeterminación. Creemos que existen fórmulas viables entre dos países socios de la Unión y aliados en la OTAN para garantizar a la Defensa británica la continuidad del uso del enclave estratégico del Peñón ante un cambio de soberanía. Deseamos que la petición de don Felipe no caiga en saco roto y que realmente se avance en la solución del contencioso.

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