Córdoba ha pasado en apenas dos semanas de la lluvia al calor preveraniego, aunque con máximas superiores a los 30 grados quizá sobre el prefijo. Lo cierto, guste más o guste menos, es que la ciudad se aproxima a la temporada del año en la que más difícil se hace compatibilizar la vida cotidiana, el descanso y el trabajo. Incluso el ocio se ve perjudicado, como sabe cualquiera que haya ido esta semana a la Feria en horario de mediodía. Habrá que tomárselo con calma y paciencia porque quedan meses y meses hasta que vuelva la época de la rebeca y las migas.
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