Matilde Cabello

La Córdoba de los Christie´s

DESAPARECIDA la vigilancia privada en el Puente Romano, no estaría de más adscribirla a la Mezquita y a Zahra, pues tal y como se está poniendo esto, cualquier día desaparecen y nos las encontramos subastándolas en una galería de Londres; y, además del berrinche, nos cuesta el dinero. Luego, los responsables oficiales no tendrán más remedio que desplazarse hasta allí o montar videoconferencias -todo ello a nuestra costa- para asistir impertérritos a la "pérdida" de la pieza tal como acaba de ocurrir. Y una se pregunta si no saldría más arregladito irse a Vistalegre e interponer una denuncia en el Juzgado de Guardia, ya que no contamos con fiscal o juez estrella que ponga pie en pared.

Menos mal que, para consolarnos, de cuando en cuando, nos montan una redada, ponen de rebimba a los "aficionados" y nos ilusionan con que nuestros mandamases velan por las joyas arqueológicas sin consentir negocio; a pequeña escala, parece entenderse.

Las informaciones relacionadas con la "pérdida" o "huída" de nuestro patrimonio, tan querido y tan bien vendido (nunca mejor dicho) desvelan las diferencias entre presuntos expoliadorcillos y negociantes de caché: mientras un "pujante" anónimo pagaba 1,7 millones de euros en Christie´s por un capitel de Zahra, otro en Sotheby´s compraba una hebilla nazarí por 750.000 euros, en tanto por estos lares se detenía a algunos presuntos amateurs de la cosa del expolio arqueológico; que, por cierto, sirve de exorno a las callejas de la Judería, transitadas por ministros, consejeros y demás prebostes que, afortunadamente para ellos, no están en nómina de la ONCE.

El expolio está a la vista de todos: en la Puerta del Perdón -por mencionar alguno- los más viejos echan de menos las cuatro columnas que presidían su entrada, sustituidas de la noche a la mañana, por otras de nueva factura; en el Patio de los Naranjos, queda el hueco de la viga "birlada" y seguimos sin saber dónde fue a parar. ¿Se la llevarían a hombros? ¿Nadie vio nada?. Pero, ya ve, todavía se nos sigue llenando la boca de cultura. Malos tiempos para ésta y el arte en general, convertidos en negocio, donde la materia prima sale por una copla, mientras unos pocos "profesionales" obtienen pingües beneficios. Necesariamente, hay que volver a recurrir a la mente lúcida que ya lo vislumbró hace más de medio siglo: "No era esto…" ¿No era esto?. Pues… es que lo que hay.

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