Corbyn, Hamon, ¿Pedro?

La gran tarea de Pisístrato fue fundar un tercer partido para incorporar a la vida pública al proletariado

Lo cuenta el historiador Heródoto cuando describe cómo estaba la situación política en Atenas en el siglo VI. Un día del año 550, el tirano Pisístrato, que había sido derrocado por la alianza de los otros dos partidos de la oposición, decidió utilizar una gruesa estratagema para volver al poder. Solicitó a una mujer, llamada Fía, de una estatura alrededor de 1,70 "y, además, agraciada" y la vistieron con la armadura adecuada, la subieron a un carro, y le indicaron cómo debía comportarse. Antes, por todas partes, fueron enviados heraldos (las redes sociales de la época) anunciando que la diosa Palas Atenea, protectora de la ciudad, había acudido en persona a proclamar de nuevo a Pisístrato como tirano de la ciudad. Los atenienses se lo creyeron y lo aceptaron como tal.

Tras el gobierno de Solón, muy elogiado por haber dado los primeros pasos democráticos con el principio de que las leyes han de ser justas y haber iniciado el pensamiento de que todos son iguales ante la ley, aparecieron en Atenas dos partidos, de sobra conocidos y citados. Ambos representaban corrientes ideológicas e intereses de zonas de la ciudad en la que se distribuían los ciudadanos según sus condiciones sociales, culturales y económicas. Tal como de alguna forma sigue sucediendo a día de hoy. Uno, llamado de la costa, integraba a las llamadas clases burguesas. El otro, de la llanura, estaba formado por latifundistas, aristócratas, la nobleza y constituía, como es de prever, la derecha conservadora. Así las cosas, la gran tarea de Pisístrato fue fundar un tercer partido, la montaña, para recoger e incorporar a la vida pública al proletariado urbano y campesino.

Los personajes, inglés y francés respectivamente, citados en el título, surgen en triunfo en una votación colectiva universal, dentro de su partido, y representan lo que se denomina la izquierda, que algunos describen como inconsistente por soñadora de lo imposible y rígida por su incapacidad de acuerdos. Acumulan los sectores más radicales y viven de enfrentamientos con sus aparatos. Pisístrato luego fue un muy buen gobernante para todos (el término tiranía no tiene el actual sentido depravado) y lo hizo, al margen de la procesión referida, porque pactó con Megacles, líder de la costa. Bien es verdad que detrás hubo asuntos privados, pero a fin de cuentas el acuerdo le salvó, a él y a Atenas. ¿Podría formar el trío Pedro Sánchez?

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