Lejos de indultar a la banda criminal ETA, vaya desde aquí la más enérgica de las condenas, por mucho que ahora hayan querido escenificar una desaparición tratando de inclinar a su favor un relato de la realidad que no se sostiene. Pese a que en su acto de propaganda en Francia han contado con los palmeros de siempre y otros recién llegados, lo único positivo es que esta organización mafiosa ha dejado de existir, se extingue entre su propio hedor tras años de muerte y dolor, sin que la sociedad le deba nada y con la confianza de que pagarán por los crímenes aún pendientes.

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