Tinta y borrones

Conciliación

El debate sobre horarios y conciliación está tomando fuerza y puede ser un buen momento para intentarlo

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha anunciado que tiene intención de impulsar un plan de conciliación que generalice el fin de la jornada laboral a las 18:00, entre otras cuestiones. ¿Imaginan su vida cerrando la persiana o apagando el ordenador a las 18:00? No sé si algún día llegaremos a verlo, pero es una de las mejores noticias que he escuchado en mucho tiempo. La movilidad obligada -en algunos casos- provocada por la crisis me ha permitido tener amigos en distintos puntos de Europa que me cuentan sus rutinas de trabajo. En Inglaterra, por ejemplo, se arranca la jornada laboral entre las ocho y las nueve y, a las cinco como muy tarde, ya se ha terminado. Entre esa hora y las siete los ingleses lo llaman evening y es el momento que destinan para sus intereses, ya sea ir al gimnasio, a yoga, a la academia de idiomas o a casa a disfrutar de los hijos. Después la cena, a la cama y a esperar otro día.

Últimamente el debate sobre los horarios y la conciliación está tomando fuerza en España y puede ser un buen momento para intentarlo. Sin embargo, no parece que sea una cuestión de que las empresas cambien las jornadas partidas -hay otros casos en los que resultaría poco operativa esta propuesta-, sino que va mucho más allá. Habría que cambiar, por ejemplo, las horas en las que se emiten los telediarios, una de las rutinas que se identifica irremediablemente con la hora de la comida o la cena. Necesitaría, por ejemplo, la implicación de la hostelería y acostumbrarnos a eso de no retrasarnos muchos porque sino cierran la cocina, así como del comercio. Se necesitaría, también, que al político de turno no le dé por convocar ruedas de prensa a deshoras para amargar la tarde. Un cambio de hábitos entre todos al que costaría acostumbrarse pero que sería un paso de gigantes hacia una sociedad más moderna y hasta más feliz. Y encontraríamos por fin el sentido de retrasar el reloj en invierno.

Desconozco si este plan podrá ver la luz, pero al menos es agradable saber que existe ese debate y que hay intención de promover algo. Seguramente habrá que conseguir logros paso a paso, pero por el momento habrá que fantasear con la posibilidad de apagar el ordenador a la seis y decidir qué hacer con tu tiempo hasta que llegue la hora de cenar. Ver el telediario a las ocho, cenar, leer, irse a la cama temprano. ¿Se imaginan?

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