La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Compañeros Pedro y Pablo

El 'pedrismo' cree que girando a la izquierda se impondrá a Podemos y atraerá a los centristas: el cuento de la lechera

El aparente idilio entre el Compañero Pedro (Sánchez) y el Compañero Pablo (Iglesias) tiene una argamasa objetiva, que es desmantelar a Rajoy, y una duración incierta, que depende de cómo se desarrolle la guerra entre ambos por alzarse con la hegemonía de la izquierda. Son aliados tácticos, pero rivales estratégicos: la vitalidad de uno supone sin remedio el languidecimiento del otro.

A Iglesias no le ha resultado difícil travestirse, una vez más, para acercarse al PSOE tratando de arrastrarlo a una futura moción de censura, pero en serio, con Sánchez como candidato al frente de un Frente anti PP en el que no se le harían ascos a nadie, salvo a Ciudadanos. Le ha bastado con olvidarse de la cal viva, matizar el discurso apocalíptico y ponerse la chaqueta de la respetabilidad circunstancial. Parece como si Errejón estuviera ganando la batalla después de muerto. Parece.

También ha sido desahogado Pedro en la emision de guiños dirigidos a Podemos. Instalado en la euforia tras su triunfo en las primarias socialistas, no le ha costado ningún esfuerzo caminar sobre las pavesas del susanismo laminado: resurrección del NO es NO y cordón sanitario contra Rajoy, subida al carro de la antiglobalización absteniéndose en el refrendo al libre comercio UE-Canadá -en muy malas compañía, por cierto- y reinvención de la España plurinacional como señuelo de imposible compra por el independentismo catalán, acompañada de cortapisas a la acción constitucional contra Puigdemont y demás.

Creo que los ideólogos del pedrismo han impuesto el siguiente análisis: lo que interesa ahora al PSOE es consolidarse como formación hegemónica de la izquierda, recuperando a los votantes progresistas que se fueron a Podemos. ¿Cómo? Girando a la izquierda o aparentando girar a la izquierda hasta dejar a los podemitas sin más territorio electoral que el de la extrema izquierda de siempre y unos cuantos islotes más procedentes de la indignación urbana y juvenil. Luego, en plan cuento de la lechera, los ideólogos piensan que un PSOE renacido y fuerte atraerá con facilidad al electorado de centro que necesita para recuperar el gobierno de la nueva España plurinacional.

Creo, también, que se equivocan. El centro sociológico gusta de los partidos potentes, pero gusta más de la moderación, es alérgico a las aventuras y rechaza el radicalismo, sea sincero o impostado. Son millones de votos. Los decisivos para ganar o perder las elecciones en la España de hoy.

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