Tinta y borrones

Carrera oficial

Nunca oí a las asociaciones defender a los vecinos del Centro por los inconvenientes de la carrera oficial

Aunque ahora parezca hasta muy lejano, hace sólo dos años la carrera oficial de la Semana Santa discurría por el centro de la ciudad. Pasaba por Capitulares, Claudio Marcelo y plaza de las Tendillas, en un recorrido en el que -lo prometo- había que pagar para acceder a los palcos y las sillas, podías pasar por el poco espacio libre que quedaba entre la pared y el montaje siempre y cuando no te pararas y había unos paneles en determinados puntos para ejercer de efecto disuasorio para que la gente no se detuviera. Juro, porque por aquel entonces vivía en la calle San Álvaro, que era así. La gente se agolpaba, lógicamente, en las calles adyacentes y para los que allí vivíamos -y trabajábamos- era una odisea hacer nuestra compra diaria o llegar a nuestro lugar de trabajo. La gente, además, suele ser muy maleducada en determinados casos y ten ponían mala cara -muy mala cara- cuando te intentabas abrir paso para llegar a tu casa después de una jornada laboral que había sobrepasado incluso las ocho horas. Los vecinos asumíamos estos pequeños inconvenientes por la satisfacción que suponía ver a Córdoba llena y escribir después los balances de turismo y las buenas estadísticas de empleo que se sucedían.

Ninguno de esos años que viví en la calle San Álvaro -ni los de San Pedro que vinieron después- escuché a ningún colectivo ni asociación vecinal defender a los residentes del Centro ni criticar esa palabra de moda: privatización. Nunca jamás se dijo y el modo de organización y las inconveniencias son exactamente las mismas. Las mismas, se mire por donde se mire. El único cambio es que el traslado de la carrera oficial se convierte en una guerra ideológica que pasa por criticar todo lo que tenga detrás la mano del Cabildo. Pero se pueden decir las cosas así, abiertamente, en lugar de poner de excusas a los vecinos.

Estoy de acuerdo en exigir la máxima diligencia y protección a un monumento como es la Mezquita-Catedral y en velar para que todo se haga de acuerdo con la normativa. Pero ya cansan esos argumentos de supuesta defensa de los vecinos y del patrimonio cuando lo que se intuye es otra intención que no tiene nada que ver ni con una cosa ni con otra. Habrá que superar de una vez por todas el traslado de la carrera oficial, asumirlo y trabajar por que cada Semana Santa sea mejor que la anterior porque así nos irá bien a todos, sin excepción.

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