Cuchillo sin filo

Francisco Correal

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Berta Isla

Javier Marías es un maestro en retratar el tiempo moral, claridad sin fecha, diría Juan Sierra

Quentin Le Brey era un skater profesional que por un accidente empezó a dedicarse a la fotografía. Belga de nacimiento, vive profesionalmente entre París y Barcelona. No tengo el gusto de conocerlo. Al cabo de leer las 544 páginas de Berta Isla, la última novela de Javier Marías, tenía curiosidad por saber quién podía ser el fotógrafo de la mujer que aparece en la portada del libro. Tan sugerente como uno se la imagina conforme van pasando las páginas del libro, en la que Marías, martillo de feministas de manual -que por lo general no leen-, se envuelve en un personaje femenino para llevar la trama de la historia, una reflexión sobre la duda y el engaño que parece una secuela de La cortina rasgada de Hitchcock.

He hecho la cuenta y es la octava novela de Javier Marías a la que le pongo la rúbrica del final. Tengo entendido que tiene al personal dividido entre fieles y detractores. Me cuento entre los primeros y para nada me dejo llevar por el madridismo que nos une, ni siquiera por el afecto intelectual que siempre le profesé a su señor padre, el filósofo Julián Marías, héroe cotidiano de algunos de sus libros y de su trilogía Tu rostro mañana. Berta Isla es una novela fascinante de la Transición en la que ésta, incluido el traspaso de poderes de Arias Navarro a Adolfo Suárez, aparece como una protagonista más. Javier Marías es un maestro de retratar el tiempo moral que no precisa del rigor de la fecha, Claridad sin fecha podíamos decir con palabras de Juan Sierra, pero te lleva a ese tiempo con un suspiro, un silencio, un bostezo.

Vuelve al mundo de Oxford con unos profesores que conviven entre la asepsia académica, como el que por nada del mundo está dispuesto a saltarse una clase sobre Valle-Inclán, y la digestión de sapos que en nombre de la defensa del Reino rayan lo delictivo cuando no la pura esquizofrenia. Ken Follett ha dicho que detesta las novelas en las que el protagonista no sale de su casa. Berta Isla está todo el tiempo en casa esperando el regreso del que termina dando por muerto en un frío expediente de la guerra de las Malvinas. En el camino ha cambiado tres veces de personalidad y cuando al final regresa cambia la casa familiar de la calle Pavía de Madrid por un refugio de trasterrado en la calle Lepanto. Nombres de dos batallas separadas por casi medio siglo y por un solo rey. En la primera venció Carlos V y, en la segunda, su hijo Felipe II. Con Cervantes de figurante.

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