Pues ya están aquí. Me refiero a las elecciones municipales. Pero que nadie se asuste, que hasta mediados de 2019 no tendremos que ir físicamente a las urnas. Lo que pasa es que los partidos, una vez digeridos los turrones, han decidido que ya toca engrasar la maquinaria para tratar de gobernar en el máximo de municipios y en las diputaciones durante el próximo mandato. La prueba de que esta es la dinámica que nos espera en este año la tuvimos el pasado martes. Ese día, PSOE, PP e IU parece que pusieron de acuerdo para sacar los tres a la vez sus primeras reflexiones públicas sobre las municipales, si bien las realidad de cada partido político tiene sus peculiaridades.

En el PSOE, el debate de los nombres se intuye resuelto. El secretario general de los socialistas cordobeses, Antonio Ruiz, ya dijo en este periódico que "no tendría sentido" otra candidata a la Alcaldía de Córdoba que no fuera Isabel Ambrosio -actual regidora- y ese mismo martes, el propio Ruiz sorprendió -a los suyos más que al resto- diciendo que él quiere seguir siendo presidente de la Diputación. Así las cosas, el panorama para el socialismo cordobés está resuelto en cuanto a nombres, aunque otra cosa será el resto de la lista, sobre todo en la capital, donde ya dieron toda una lección en 2015 de cómo no debe confeccionarse nunca una plancha electoral. Veremos si han aprendido la lección.

En el PP, nadie (o casi) duda de que José María Bellido encabezará la candidatura en Córdoba, si bien sorprendió el susodicho martes ofreciéndose para el puesto y diciendo que es posible que otros militantes quieran ese sitio. La duda ahora es si Bellido quiso tener un gesto elegante con sus compañeros, si optó por nadar y guardar la ropa por aquello de que los cabezas de lista en el PP se aprueba en Madrid y ya sabemos cómo se las gastan en Génova o si hacía referencia a un movimiento (muy minoritario aún) que piensa que los populares deberían "explorar otras vías" antes de aclamar a Bellido.

En IU andan a vueltas con la famosa confluencia para que, en el caso de Córdoba, ir de la mano con Podemos y Ganemos en una misma lista. El coordinador provincial de la coalición, el ínclito Pedro García, dijo -también el martes- que esa unión es necesaria para ganar elecciones, reiteró la idea de que todas las partes se miren de igual a igual y que los nombres no es lo importante. Y es que seguramente García es consciente de que para sus anhelados socios los nombres tienen valor y que él -a día de hoy- no cuenta con el respaldo que busca por deméritos propios, claro está.

En Ciudadanos aún están celebrando el éxito catalán y la encuesta que les coloca como primera fuerza a nivel nacional, aunque a nadie escapa que colocar a David Dorado como número uno en la capital será difícil, sobre todo porque hay quien piensa que hay otras opciones y no quieren que se repita lo de 2015 con José Luis Vilches.

Mientras, de cara a la galería todos los partidos se agarran al símil futbolístico de que "tenemos un gran banquillo", cuando la cruda realidad dice que no es así, que están los que están y poco más, por desgracia para todos. De todas formas, los buenos entrenadores no se preocupan en exceso por quienes están en el banquillo, sino por los que no van ni convocados a los partidos. Esos sí son un problema. Pregunten y verán.

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