Tinta y borrones

Ana Orantes

Ella se convirtió en un ejemplo de la lucha contra el maltrato y con ella aprendimos a no callarnos

Tal día como ayer, hace 20 años, una mujer valiente, Ana Orantes, contaba ante toda Andalucía que su vida había sido, ni más ni menos, que un calvario. Se casó con su novio con 19 años y cuando sólo llevaban tres meses juntos decidieron casarse. Entonces se mudaron a la casa de sus suegros y, otros tres meses después de la convivencia, le dio la primera bofetada. "Cuando llegaba a casa siempre encontraba un motivo de discusión. Si estaba la comida fría, porque estaba fría; si estaba caliente, porque estaba caliente. La cuestión era pegarme. A veces me sentaba en una silla y me daba con un palo, hasta que yo tenía quedarle la razón, porque no podía más". Intentó abusar de su hija -que se casó con 14 años para irse de casa- y le pegaba también a ellos, por cualquier cosa, relataba Ana Orantes en un programa de Canal Sur. En esa época, reconocía, no le denunciaba porque le decían que "eran cosas del matrimonio". Y no denunció ni se divorció hasta los 40 años de matrimonio, en el año 1996. 13 días después de denunciar su situación públicamente, su marido la mató. Fue condenado a 17 años de cárcel.

Ana Orantes se ha convertido, con razón, en un ejemplo de la lucha contra la violencia de género. Es imposible imaginar la terrible vida de esta mujer y la de sus hijos y poco se ha reconocido el paso que dio, en un momento en el que, desgraciadamente, no había tanta concienciación sobre el maltrato. Con Ana Orantes las mujeres aprendimos a no callarnos. Si ella pagó con la vida el haber puesto voz a miles de mujeres que atravesaban la misma situación, miles de mujeres que eran el reflejo de una sociedad aún machista exceso y autoritaria, a las demás no nos queda otra que seguir con su ejemplo y no callarnos.

"Ahora llegan las navidades y no tengo ilusión por la vida. Estoy como enterrada en vida, y sólo quiero llorar. Yo le pregunto al Señor por qué he tenido que dar con este hombre", concluía en su entrevista. Desgraciadamente no llegó a vivir esas navidades porque él la mató antes. Su testimonio estremecedor cambió la manera de enfrentarnos a esta lacra que hoy sigue presente en nuestra sociedad y por la que aún queda mucho camino por recorrer. Porque si hubiera que hacer una comparación temporal, aún estamos en la Prehistoria del camino hacia la igualdad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios