Acuerdos urgentes

Que PP, PSOE y Cs dejen a un lado estrategias electorales alicortas y tácticas egoístas

Si no teníamos suficiente con el circense asunto catalán, la hace unos años llamada cuestión vasca amenaza con convertirse de nuevo en actualidad. En un alarde de oportunidad y lealtad institucional, después de haber arrancado al gobierno de la nación -con el aplauso entusiasta del PSOE sanchista- la aceptación de un Cupo (la cantidad que el País Vasco paga al Estado a cambio de que lo dejen en paz y nadie pregunte demasiado qué se hace allí) injusto, en contra de la opinión de la comisión de expertos nombrada para analizar la reforma de la financiación autonómica, que privilegia de modo exagerado al País Vasco y que lanza un torpedo a la línea de flotación de la solidaridad interterritorial, el PNV se ha descolgado esta semana reclamando un nuevo estatuto político para su comunidad en el que quepa el hilarante derecho a decidir y se consagre una relación bilateral entre el Estado y la, hasta ahora, Comunidad Autónoma.

Como de la necesidad siempre hay que hacer virtud, o al menos intentarlo, hay que saludar con entusiasmo la propuesta. Por un lado, permite comprobar empíricamente algo que no pocos habían olvidado, querían olvidar o pretendían hacernos olvidar: que la élite dirigente del nacionalismo vasco, agazapada desde el fracaso del plan Ibarretxe, siempre buscará la ruptura de España. Por otro, que el independentismo es el más grave problema al que se enfrenta el Estado y que hay que combatirlo sin complejos y con todas y cada una de las posibilidades que ofrece la Constitución y la ley. Y finalmente que, visto lo visto, resulta imprescindible que PP, PSOE y Ciudadanos (cada uno que lo ponga en el orden que prefiera) dejen a un lado estrategias electorales alicortas y tácticas egoístas de simple desgaste del rival, piensen únicamente en España y los españoles, no en las próximas elecciones a celebrar, y lleguen a acuerdos indispensables, como centro-derecha y centro-izquierda han hecho en Alemania de modo ejemplo.

Creo que la mayoría nos contentaríamos por ahora con una abstención del PSOE a los presupuestos presentados por el PP que evite el chantaje nacionalista, con una reforma de la ley electoral que garantice que el voto de todos los españoles valga lo mismo y que establezca un sistema de doble vuelta en la elección de alcaldes (si alguien duda de su necesidad, que visite Córdoba) y, por supuesto, con el firme compromiso unánime de golpear desde la legalidad al independentismo golpista y sus instrumentos de propaganda como la lamentable TV3.

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