El otro día conocí al pregonero de las fiestas de mayo de este año y vaya chaval majo, pero tela de buena persona que es, lo que yo les diga, que lo conocía de oídas, pero no me podría imaginar yo que era un tío tan normal y tan buena gente, que estuvimos más tiempo hablando de fútbol que de otra cosa, que entiende un rato. Como también entiende de poesía, que tiene los mejores premios que se dan en España, pero una ristra, lo que yo les diga, una cosa, que yo no sé en la de libros que sale, una barbaridad. Se llama Pablo García Casado, si ustedes no lo conocen, aunque supongo que sí, que el que aquí entiende poco de poesía y de poetas soy yo, que ya saben ustedes que yo soy de pocas letras y de muchas tabernas, como solía decir un tío mío que tenía más gracia que otra cosa. Pues yo creo que Pablo va a hacer un pregón de los buenos, diferentes, porque es lo que le toca, que este chaval ya es de otro tiempo, pero por eso no tiene que ser peor. Y es que los nuevos tienen que ser así, como dice la propia palabra, nuevos, y ofrecer cosas nuevas, que para hacer lo mismo de siempre ya están los de siempre, y no creo que eso sea bueno ni saludable ni nada que se le parezca. Y es que a cada tiempo le corresponden unas cosas y unas formas de ser y ahora estamos en otro tiempo, y no sé si me estoy explicando del todo, que a veces me lío y se me va la cabeza por donde no debiera. Ya saben ustedes, que acabo en esos cerros del refranero que tanto se repiten y que yo no tengo el gusto de conocer, que ni en el mapa los encuentro.

Pues echamos un rato la mar de bueno con Pablo, que es amigo de un vecino, de la calle Buen Suceso, y nos tomamos unos medios con él en las Beatillas, que nos estuvimos riendo fuerte un buen rato. En eso me ganó, que yo siempre he tenido a los poetas por serios y este chaval es justamente lo contrario, siempre con una sonrisa en la boca, y además no habla raro, de verdad, que hablas y entiendes lo que dice, que no tienes que buscar las palabras en el diccionario. Si puedo, el 17 estoy viendo el pregón, que me ha entrado el gusanillo después de conocerlo, vaya que sí, que tengo la intuición de que vamos a echar un buen rato, raro sería que me equivocase. Como también espero buenos ratos de nuestro Córdoba, después de este bachecillo, espero que volvamos a ganar que íbamos por el buen camino. En fin, que tendrán que pedirle consejo al poeta pregonero, para que les enseñe a rematar la faena, que de eso entienden, y mucho, los poetas, o eso cuentan.

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