Vaya semana que llevamos, que nos vamos a terminar acordando de junio, julio y agosto y de todos esos meses que supuestamente son tan malos, que yo ya no sé a estas alturas que es más malo, si el calor del verano o este frío que se te mete en el cuerpo y no te sale por muchas mantas que te pongas por encima. Y es que está haciendo tela de frío, que me tiemblan más los dientes que una vela de papel, vaya cosa mala.

De verdad que ya no sé lo que prefiero, se lo digo muy en serio, que no recordaba yo tanto frío y sobre todo no lo recordaba tan seguido, tantos días de frío y frío, y más frío, que estamos teniendo. Que vaya tela cómo es salir de la cama, que esos primeros minutos hasta que te aclimatas es una cosa mala, pero malísima de la muerte, con lo bien que se está metidito dentro, con el pijama gordo puesto, que llega un momento que con tu calorcito te quedas como los osos en invierno. Y lo dice alguien que no se levanta muy temprano precisamente, que cuando escucho a mis vecinos que arrancan los coches a las siete de la mañana hasta se me corta el cuerpo de pensarlo. Entonces sí que no echo de menos el tener una nómina o lo que sea, y es que eso no está pagado, con lo bien que se está en la cama a esa hora. Y eso que yo no soy muy de cama, como ustedes saben bien, pero ahora es lo que más apetece. En fin, que espero que a esto le quede poco, que no es plato de gusto sobre todo porque deja las calles más vacías, que a la gente no le gusta salir tanto y eso no es bueno, ni para los bares ni para gente como yo, de muy alternar.

El otro día, cuando jugamos contra los nenes del Barcelona no nos quedamos fríos, nos quedamos congelados como un filete de merluza cuando nos señalaron ese penalti que no pudo ver nadie porque no existió. Y es que por desgracia ese dicho que habla de las pulgas en el perro canijo siempre se cumple, desgraciadamente, y no tenemos una ayudita ni aunque la compremos. Esto ya no es que tenga mala pinta, es que está más negro que la Cueva de los Murciélagos de Zuheros, que anda que no hace años que no voy por aquella zona con lo bonita que es. Voy a decirle a mis amigos si hacemos una excursión, antes de que lleguen todas nuestras fiestas y ya no nos movamos de aquí. Pero para eso tiene que subir un poquito la temperatura, un poquito aunque sea, que tampoco sufrir por sufrir es bueno, me parece a mí. En fin, espero que la semana que viene ya no estemos tan agarrotados, que hasta me duele coger el lápiz para escribirles esto de la que está cayendo.

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