Poca broma. La tensión y el colesterol nos está subiendo de un tiempo a esta parte. Cada vez que vamos a mirar el resultado del Córdoba -con cierto temor- no sabemos qué vamos a encontrarnos. Pero la trayectoria del equipo nos hace temer siempre lo peor. Y casi siempre acertamos. De lo ocurrido en las últimas jornadas, mejor no acordarse ya, sólo nos queda agarrarnos al clavo ardiendo que en antaño era habitual de hacerse fuerte en El Arcángel. Vuelve la casi olvidada operación campo lleno. Entradas gratis, 2x1, todo con tal de poblar las gradas. ¿Será suficiente esta vez? Quedan cinco finales, pero tres serán en Nuestro Reino. Si este equipo, hecho para ascender, no es capaz de ganar el sábado al Reus , arrastrado por más de quince mil almas, nos quedará sufrir. Será el primero de los duelos que pueden decidir no sólo esta campaña, sino el devenir futuro del club. Los catalanes lo tienen casi hecho, pero les falta el casi. Pero eso debe darle igual al Córdoba, al que sólo le vale ganar o ganar.

Luego vendrán dos partidos que variarán en función de lo que tus rivales hagan en la fecha próxima. El Oviedo podría ya verse fuera de la carrera por el play off y el Girona, casi en Primera. Serán los últimos rivales como local, pero el primer y obligado paso debe ser ganar al Reus. Carranza y Vallecas son las citas a domicilio, en las que puede rubricarse la permanencia. La fortuna del Córdoba puede ser el despropósito de los que le persiguen en la clasificación y de sus propios compañeros de viaje, pues todos son igual de malos. Pero el conjunto blanquiverde debe demostrar el orgullo y la casta que en momentos como el actual fueron sus principales armas. El estadio cordobesista debe ser el sábado una auténtica caldera, pero sin perder la calma, algo demasiado frecuente en los últimos meses. Al final, siempre mete la pata alguno. Carrión tiene que buscar tiempo para pensar, porque posiblemente para cambiar la dinámica de este equipo haya que cambiar algo más que algún nombre en las alineaciones. Él sabe que, como decía el bueno de Crispi, "las victorias tienen muchos hermanos y las derrotas, un único primo".

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